Oriente medio : una eterna encrucijada - page 47

Oriente medio: una eterna encrucijada
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El Arab Bureau en El Cairo
Sin embargo, la idea de combatir y derrotar a los turcos para producir
un debilitamiento en la resistencia que oponían los alemanes en el frente
occidental, siguió vigente en el gobierno británico. Sir Mark Sykes, a
mediados de 1915 efectuó un viaje hacia el Oriente Medio para realizar
consultas y formarse una opinión de la situación que imperaba en la zona,
visitando los Balcanes, Egipto, Mesopotamia, el Golfo Pérsico y la India.
En su estada en El Cairo conoció a Gilbert Clayton con quien congenió
sobre el rol que debería cumplir Gran Bretaña en el Oriente Medio. Estu-
vo de acuerdo que Siria debía ser británica, para lo cual debería compen-
sarse a Francia con otras posesiones, los ingleses de la Agencia sostenían
que a Francia solo le interesaba tener unos enclaves comerciales y algunos
monjes en esos territorios. También le interesó la idea que el Jerife Hussein
de la Meca fuese designado Califa, de esta manera el califato se situaba al
sur, bastante lejos de los rusos y de las otras potencias europeas. Estuvo de
acuerdo con la proposición de Storrs que El Cairo podría, después de la
guerra, convertirse en un virreinato. No obstante su paso por India, Sykes
no encontró el mismo ambiente que tuvo en Egipto. Su encuentro con el
virrey, Charles Hardinge, quien previamente había sido embajador en
Rusia y funcionario de carrera en el Foreign Office y su abuelo goberna-
dor general en la India en la década de 1840, no fue grato.
Hardinge representaba al grupo social inglés que se había forjado por
generaciones en la India y tenían su propia óptica de ver los intereses de
Gran Bretaña. Su visión era que India ocupara y anexara Mesopotamia y
rechazaba la proposición de El Cairo que existiera un Estado Árabe inde-
pendiente. Sykes cuando regresó a Londres, en diciembre de 1915, propu-
so la creación de un Arab Bureau con sede en El Cairo el cual debería
coordinar la política británica para el Oriente Medio. Después de una
larga discusión se aceptó la propuesta de Sykes pero con algunas modifi-
caciones. No podría estar separado como un cuerpo independiente, ten-
dría que ser una sección dentro del Departamento de Inteligencia de El
Cairo. Kitchener y el Foreign Office no estaban dispuestos a entregar el
control que ellos ejercían sobre la política británica. A la vez, inteligencia
naval solicitó crear su propia agencia en El Cairo, pero para evitar una
dispersión del trabajo de inteligencia, se llegó al acuerdo de colocar a la
cabeza del Arab Bureau a un oficial de inteligencia naval, David G.
Hogarth, quien era un arqueólogo de Oxford que tenía experiencia en el
campo de la inteligencia. Rápidamente, Hogarth organizó el Arab Bureau,
como subjefe fue nombrado Kinahan Cornwallis, un ex corresponsal de
Times
también fue incorporado al equipo y, Hogarth, trajo a Thomas
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