Oriente medio : una eterna encrucijada - page 44

Gilberto Aranda y Luis Palma
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sulmán independiente. El secretario de Estado Edward Grey sostenía que
Gran Bretaña debía compensar al Islam por destruir al Imperio Otomano,
estableciendo un Estado musulmán, y La Meca y Medina, por su significa-
do religioso, hacían impensable que fuera en otro lugar que no fuera Arabia.
Por su parte, Kitchener continuaba con su proyecto para el Oriente
Medio una vez finalizada la guerra, la reciente anexión de la isla de Chi-
pre, les permitía a los británicos asegurar su ruta hacia la India. Para tal
propósito, el Ministro de Guerra planificaba tomar posesión del puerto de
Alexandretta (hoy Iskenderun y pertenece a Turquía) y construir una línea
de ferrocarril hasta las provincias de Mesopotamia (hoy Irak) las cuales
Gran Bretaña también debería ocuparlas. Aunque en ese entonces no esta-
ba confirmado, pero se preveía que contenían grandes reservas de petró-
leo, por ello Churchill y el Almirantazgo tenían tanto interés en esa área.
Además, por la presencia de los ríos Eufrates y Tigris esta zona ofrecía
largas extensiones de cultivos para la agricultura. No obstante, para
Kitchener este proyecto respondía únicamente a necesidades de carácter
estratégico, con la puesta en marcha del ferrocarril, que uniría el mar del
Levante con el Golfo Pérsico, le permitiría al ejército movilizar –rápida-
mente- sus fuerzas hacia y desde la India.
También a Kitchener le interesaba saber sobre las aspiraciones de los
franceses y rusos en el Oriente Medio después de la guerra, por ello les
solicitó a sus colaboradores en El Cairo que le prepararan un informe. Al
respecto, Oswald Fitzgerald, un ayudante que tenía Kitchener le escribió a
Storrs pidiéndole, además una apreciación sobre la situación en Palestina.
A fines de 1914, este le respondió indicándole que era contrario a la ex-
pansión rusa hacia el sur en dirección a Siria y a la gran extensión que
tendría el inevitable Protectorado francés en El Líbano. Para Storrs, un
Estado colchón era lo más deseable, pero en la práctica Francia sería un
mejor vecino que Rusia. Respecto a la situación en Palestina señaló que no
visualizaba elementos naturales para el establecimiento de un Reino Mu-
sulmán. Sobre el Estado judío expresó que en teoría era una atractiva
idea, agregando que aunque los judíos constituían una mayoría en Jerusa-
lén eran minoría en Palestina y solo representan, escasamente, un sexto
del total de la población. Después de considerar las alternativas Storrs
concluía que la mejor opción era anexarse Palestina e incorporarla a Egipto.
A comienzo de marzo de 1915, Storrs con una idea puramente imperia-
lista, volvió a escribir a Londres proponiendo que después de la guerra
Kitchener podría regresar a un nuevo «Virreinato de África del Norte o del
Oriente Medio» que incluiría Egipto y el Sudán y que se extendería desde
Adén a Alexandretta.
Como los asuntos del Oriente Medio iban adquiriendo mayor impor-
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