Oriente medio : una eterna encrucijada - page 38

Gilberto Aranda y Luis Palma
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claró que los buques habían sido adquiridos para compensar la pérdida de
los dos buques que habían requisado los británicos. La situación fue em-
peorando y los ingleses el 27 de septiembre retiraron su misión naval. El
rápido avance de los alemanes en el frente occidental y las derrotas de los
rusos, envalentonaron a los turcos, pensando que la guerra finalizaría
pronto a favor de los alemanes. En octubre Enver envió a la flota turca,
más los dos buques alemanes, a que se internaran en el mar Negro y
bombardearan los puertos rusos de Odessa, Sebastopol y Feodosia. Esta
acción provocó que Rusia le declarara la guerra a los turcos el 31 de
octubre, Gran Bretaña lo hizo el 4 de noviembre y Francia lo hizo al día
siguiente.
Con el inicio de la guerra Lord Kitchener debió regresar a Londres
donde ocupó el cargo de ministro de Guerra y, como en noviembre de
1914 se habían iniciado las hostilidades con el Imperio Otomano, Gran
Bretaña resolvió declarar a Egipto como protectorado, enviando a El Cairo
a Sir Henry McMahon como Alto Comisionado. Sin embargo, Ronald
Storrs y el grupo que trabajaba recopilando información en Egipto y Sudán
continuaron entregando sus informes al Ministerio de Guerra (War Office).
Incluso Sir John Maxwell, comandante general de las fuerzas británicas
en Egipto, también se comunicaba directamente con el Ministerio de Gue-
rra en vez de hacerlo a través del nuevo Comisionado. En Sudán, el Go-
bernador General era el Teniente General Sir Francis Reginald Wingate,
quien había trabajado con Lord Kitchener y poseía un vasto conocimiento
de la región y del mundo árabe. Toda su carrera –inteligencia militar– la
había ejercido en el Oriente Medio. Otro de lo oficiales que colaboró en la
recopilación de inteligencia fue el capitán de artillería Gilbert Clayton, quien
había servido en Sudán y como director de inteligencia del ejército egipcio,
el 31 de octubre de 1914, por decisión del General Maxwell, pasó a ejercer
el cargo de Jefe de todos los servicios de inteligencia en El Cairo; su oficina
se conoció como la Agencia. Bajo su mando quedaron el servicio de inteli-
gencia civil británico, el del ejército inglés y el del ejército egipcio, pasando
a desempeñar un rol importante en la formulación de la política británica
para los árabes. De esta manera, Londres en vez de tener la información de
tres fuentes, solo la tuvo de los reportes que enviaba Clayton.
Al respecto, al término de la guerra David Lloyd George, con informa-
ción que obtuvo del bando alemán, comentó que la oficina de inteligencia
que operaba en El Cairo era peligrosamente incompetente. «De acuerdo a
Lloyd George, las autoridades británicas en El Cairo no veían lo que suce-
día detrás de las líneas enemigas. Él escribió que en 1916 hubo un momen-
to que el Imperio Otomano estaba demasiado exhausto para seguir com-
batiendo. Si las fuerzas británicas en Egipto hubieran lanzado un ataque
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