Oriente medio : una eterna encrucijada - page 27

Oriente medio: una eterna encrucijada
27
que Gran Bretaña debería quedarse con Egipto y Creta, mientras que los
rusos darían protección a las posesiones que los turcos tenían en los Balcanes.
El efecto que provocó el Zar fue todo lo contrario, el gobierno británico en
vez de aceptar la invitación, decidió dar todo su apoyo a la Sublime Puer-
ta. La posición de los británicos frente al «hombre enfermo de Europa»
–el Imperio Otomano– era mantenerlo vivo por el máximo de tiempo que
fuese posible, porque sabían que en el momento que fuera a desaparecer
existían muchos interesados en apropiarse de sus despojos y ello provoca-
ría tensiones y conflictos. Por ello, cuando el Zar exigió a Constantinopla
que lo reconociera como el protector de todos los cristianos griegos dentro
del imperio, el Sultán le consultó al embajador británico Lord Stratford de
Redcliffe qué debería responder, este le aconsejó que rechazara la deman-
da. El Zar movilizó sus fuerzas lo que generó la Guerra de Crimea, donde
británicos –para frenar los ímpetus de San Petersburgo– formaron con los
franceses una alianza junto a los turcos y derrotaron a los rusos en el
transcurso de 1855.
En 1876 los búlgaros que estaban bajo el dominio de los otomanos se
sublevaron, pero la reacción de la Sublime Puerta para controlarlos fue
fuerte y drástica, por ello –en 1877– por las atrocidades que los otomanos
habían cometido contra los búlgaros el año anterior, los rusos declararon
la guerra a los turcos y avanzaron hasta Adrianápolis, amenazando
Constantinopla. Para evitar la caída de la capital de los otomanos, los
británicos –de inmediato– movilizaron su flota del Mediterráneo oriental,
provocando con ello el término del conflicto. En enero de 1878 rusos y
turcos firmaron el Tratado de San Stéfano, con este acuerdo el sultán reco-
nocía la independencia de Serbia, Montenegro, Rumania y Bulgaria, con-
cediéndole a esta última nación grandes extensiones de territorio. Ade-
más, el Zar Alejandro II, entre otros territorios, quedaba con posesiones en
Anatolia oriental, situación que les permitía a los rusos avanzar hacia el
Mediterráneo o el golfo Pérsico, amenaza que los británicos debían estar
preparados para contrarrestar
17
. No obstante, la Corona británica al ob-
servar que con este tratado Rusia adquiría influencia en los asuntos de los
Balcanes, dado que los «eslavos del sur» habían obtenido su independen-
cia al reconocerse a Serbia como país (1878), exigió que Bulgaria –que
recién ese mismo año obtenía su autonomía– entregara la provincia de
Rumelia oriental a los turcos. Por ello, el Primer Ministro Benjamín Disraeli,
17
Para ver antecedentes históricos de los intereses rusos en el Mediterráneo,
revisar lña obra de Herrera Cajas, Héctor,
Dimensiones de la Cultura Bizantina
,
Capítulo V, Santiago, U. Gabriela Mistral y Centro de Estudios Bizantinos y
Neohelénicos de la U. de Chile, 1999.
1...,17,18,19,20,21,22,23,24,25,26 28,29,30,31,32,33,34,35,36,37,...250
Powered by FlippingBook