UNA
PRETENSIN
INFUNDADA
DE
LOS
NEUTRALES
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la
interpelacin
cjue
no
jiuede
menos de
habrsele
hecho
por
el
gobierno
de
Buenos
Aires? La
Gacela
no
nos
ha dado
ninguna
luz
acerca
de
esto;
i
no
parece
cjue
estamos
todava
autoriza
dos para
mirar
como
actos
de la
potestad
suprema
las demos
traciones
del comodoro.
Nos
limitaremos,
pues,
a
considerar
las
segn
apiarecen;
a
examinar
si
son o
n
conformes
con
el
derecho de
la
guerra,
tal
como
lo
reconocen
i
practican
ac
tualmente
las
naciones
civilizadas;
i
a
indicar
las
consecuen
cias
que
envuelven
con
respecto
a
la
independencia
i
soberana
de
los
nuevos
estados
americanos.
Singular
hemos
llamado la notificacin
del
comodoro Pur
vis,
piorcpue
no
tenemos
noticia
de
ningn
ejemplar
anterior
cpue
se
le
asemeje;
de
ningn
hecho
ejue
en
las
relaciones de
los
antiguos
estados
entre
s piarezca
emanado
de
.principios
anlogos
a
los
que
ella supone; de
ninguna
exposicin
teri
ca
del derecho
de
jentes,
cjue
pueda
servirle
de
apoyo. Nadie
niega
que
un
estado
tenga
el
derecho de
intervenir
en una
guerra
ajena,
asocindose
con
uno
de
los
belijerantes
i
hos
tilizando al
otro;
i
si,
en
lugar
de
la
notificacin
a
cjue
nos
referimos,
se
hubiese
hecho
a
Buenos
Aires
una
simple
decla
racin de
guerra,
o
si
la Gran
Bretaa
hubiese tomado
con
respecto
a
aquel gobierno
la actitud de
un
belijerante,
toda la
cuestin
se
reducira
a
saber
si
este
acto
era
motivado por
su
ficientes
razones
de
justicia
i
conveniencia,
pero nadie
le
ha
bria
dispiutado
el derecho
de
tomar
armas en
defensa
del
Estado
Oriental.
Pudiera,
decimos,
haberse cuestionado la
equidad
o
la
poltica,
pero
no
la
regularidad
del
acto.
El
de
recho
de hacer la
guerra
es una
atribucin de
todas las
piot-es-
tades
soberanas;
derecho
terrible,
que
ejercitan
segn
su
propio
juicio,
i
de cjue nadie
puede pedirles
cuenta,
sino
pire-
sentndose
a
la
lid
con
ellas.
Pero
en
el
estado
de guerra,
no
se
conocen
mas
cpue
belijerantes
i
neutrales,
i
la Gran
Bretaa
no
aparece
en
esta
contienda
como
belijerante.
Es
amiga
de
Buenos
Aires;
sus
subditos
disfrutan
en
todo
el
territorio
ar
jentino
ele la
proteccin
i comercio
ele Buenos
Aires.
Si
los
gobiernos
europeos
no
pretenden
que
sus
relaciones
con
las
repblicas
americanas
se
rijan
por
reglas
i
pirincipios
diferen-
DCII0.
int.
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