Página 246 - Obras completas de don Andrés Bello: Volumen X : Derecho internacional
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DE LAS
HOSTILIDADES
EN
JENERAL
217
Se
retienen
a
veces
los
prisioneros
p>ara
obtener
de
su
sobe
rano
la
satisfaccin
de
una
injuria
como
precio
ele
su
libertad.
No
estamos
entonces
obligados
a
soltarlos,
sino
despiues
de ha
ber sido satisfechos.
Se
puede
asegurar
a
los
prisioneros
de
guerra,
encerrarlos
i
aun
atarlos
si
se
teme
que
se
levanten.
No
es
lcito maltra
tarlos
de
otro
modo,
a
no ser en
pena
de
algn
crimen.
En los
oficiales,
se
considera
como
suficiente
seguridad
su
pialabra
de
no
salir de
cierto
distrito,
o
de
no
tomar
las
armas
mientras
dura
su
condicin
de
prisioneros,
i
en
este
ltimo
caso,
suele
drseles
la
facultad
de
ir
a
residir
donde
gusten
i
aun
en
su
misma
patria.
La infidelidad
en
el
cumplimiento
de
este
empe
o
sagrado,
no
solo
es
una
fea
mancha
en
el
honor,
sino
un
rimen
contra
la
humanidad,
porque
es,
en
cuanto
depende
del
oficial
infiel,
desacreditar
la
palabra
de los dems
in
dividuos
que
se
bailen
en
una
situacin
semejante,
hacer
necesaria
su
confinacin,
i
agravar
las
calamidades de
la
guerra.
Es
injusto
forzar
o
seducir
a
un
prisionero
de
guerra
a ser
vir
bajo
las
banderas
de
su
enemigo
o
de
una
tercera
potencia.
Lo
que
lleva
consigo
un
individuo,
no
pasa al cjue le
hace
prisionero,
sino
en
cuanto
el
apresador
se
apodera
actualmente
de
ello. Pero
en
el
dia
se
mira
como
una
accin
villana
despo
jarle;
a
lo
menos,
un
oficial
se
deshonrara
s
le
quitase
la
me
nor
cosa.
Los soldados franceses cjue
en
la
batalla do Rocoux
apresaron
a
un
jeneral
ingles,
solo
creyeron
tener
derecho
pa
ra
tomar
sus
armas.*
Es necesario
proveer
al
mantenimiento
de los
prisioneros;
piero
no
es
obligatorio
suministrarles
objetos
de
lujo
o
ele
pura
comodidad.
Lo
que
se
gasta
en
ellos,
es
por
cuenta
del sobera
no
enemigo;
i
en
la
paz,
i
aun
durante la guerra, sulenlos
belijerantes
saldar
entre
s
estos
gastos.
Mas
la
demora
en
pa
gar
un
saldo
no
sera,
despus
de hecha
la paz,
motivo
sufi
ciente
piara
detener
a
los
prisioneros,
peies
stos
no
son
respon
sables
de las
deudas
de
sus
soberanos.
*
Vattel,
libro
III,
captulo
17,
285.
