Iniciativa Latinoamericana para el avance de los Derechos Humanos de las Mujeres II - page 34

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Lo privado y lo público
La dicotomía público-privado es un elemento central en la discusión sobre la
ciudadanía de las mujeres. Lo femenino ha sido articulado en la esfera privada y
lo masculino en el ámbito público como el espacio visible de la ciudadanía. La
ciudad como espacio de pertenencia y de interacción social fue comprendida desde
la antigüedad clásica hasta épocas recientes como una estructura hegemónica y
pensada para los hombres. Dicho de otromodo, la ciudad constituyó simbólicamente
un espacio masculino.
Esta caracterización cultural de los espacios y de los roles ha reducido lo femenino a
lo privado-doméstico-familiar y, con ello, ha connotado genéricamente este ámbito
como un espacio donde no se es ciudadana. De esta manera se va naturalizando
la relación entre la identidad masculina y una forma particular de prestigio social,
como es el caso de la ciudadanía y, simultáneamente, se naturaliza el vínculo entre
las mujeres y el trabajo en el espacio doméstico
59
.
El cuidado de la familia en nuestras sociedades ha estado históricamente en
manos de mujeres. Hay acuerdo sobre que este tipo de cuidado comprende una
gama de acciones que realizan las mujeres principalmente respecto de niños/as y
personas mayores, y que no necesariamente corresponden al trabajo doméstico
remunerado
60
.
La denominada “economía del cuidado” se sostiene por prestadores que provienen
del Estado, del sector privado, la sociedad civil y las familias. Sin embargo, no es
efectivo considerar a las familias como un todo a la hora de responsabilizarlas por
el cuidado de las personas dependientes; son las mujeres las que se hacen cargo de
esta función. Sabemos también que las tareas de cuidado reproducen desigualdades
intra-género. Cuando se accede al mercado del trabajo, la transferencia de esta
responsabilidad se traslada mayoritariamente a mujeres más pobres.
Existe literatura que concibe el cuidado como una práctica que caracteriza la
identidad femenina. Asimismo, hay planteamientos que, reconociendo el vínculo
entre mujeres y cuidado, lo perciben como una ética alternativa basada en la
filiación y en la responsabilidad por otras personas. Lo cierto es que estas lecturas,
feministas y no feministas, han transformado la discusión sobre la ética del cuidado.
Podemos advertir una tendencia en ocasiones “maternalista” que, apelando a una
racionalidad diferente, contribuyen a un discurso sobre la identidad de las mujeres
que se basa en la maternidad y el espacio privado. También se ha colocado el
59 AGUADO, Ana. Ciudadanía, mujeres y democracia.
Op. cit.
60 UNIFEM utiliza el término “trabajo no remunerado de cuidados” para diferenciarlo del trabajo
doméstico.
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