Iniciativa Latinoamericana para el avance de los Derechos Humanos de las Mujeres II - page 25

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las naciones. Esto ha significado que exista una relativa aceptación respecto a los
derechos de las minorías, pero bajo ciertos límites que impiden la concreción de
nuevas demandas
33
.
Sabemos que para ser ciudadanas no basta con ser reconocidas como sujeto de
derecho. La ciudadanía se concreta cuando las comunidades políticas legitiman la
pertenencia e identidad de los individuos a esas comunidades. Convengamos que
esta pertenencia se traduce en derechos y responsabilidades para la ciudadanía.
Entonces hablar de una ciudadanía diferenciada o de una ciudadanía multicultural,
supone generar mecanismos que permitan la inclusión de la diversidad.
Nuestro continente está compuesto por sociedades multiculturales y pluriétnicas.
Las demandas provienen de distintos grupos, principalmente de pueblos indígenas
y comunidades afrodescendientes. La situación de las mujeres al interior de estos
grupos genera algunas controversias tanto en feministas como en especialistas
en derechos humanos. Los conflictos tienen su punto de partida en la valoración
que se hace de las diferencias culturales: en el caso de las mujeres indígenas y
afrodescendientes la valoración diferenciada las define en un lugar de mayor
exclusión aún.
El multiculturalismo puede ser definido como una manifestación de la diversidad y
del pluralismo cultural. Rosa Cobo señala que “no es una condición singular de la
cultura moderna, es la condición normal de toda cultura”
34
. Sin embargo, para esta
autora hay dos hechos sociales nuevos: la emergencia de grupos que antes eran
invisibles, como es el caso de las mujeres, las culturas indígenas y los colectivos
gays y de lesbianas, y los conflictos internos de carácter étnico y religioso. Su tesis
sostiene que la diversidad de identidades y la desigual posición de las mujeres
han puesto en jaque la noción de ciudadanía basada en la igualdad de derechos.
Es más, para Cobo el multiculturalismo debe apelar a los principios de libertad e
igualdad de individuos y grupos, reconociendo las diferencias que tengan como
base la exclusión.
Para el feminismo, el debate sobre el multiculturalismo aparece con más fuerza en
la década de los ochenta, aunque su origen se encuentra en el debate de los años
sesenta, entre las feministas de la diferencia y las feministas de la igualdad. De
acuerdo a la revisión de Nancy Fraser, las feministas de la igualdad plantean avanzar
desde la diferencia hacia la igualdad entre hombres y mujeres. El argumento que
sostienen las feministas de la igualdad es que las diferencias son sexistas y relegan
a las mujeres al espacio privado, por lo que impiden el acceso al ámbito público
33 KYMLICKA, Will. La política vernácula. Nacionalismo, multiculturalismo y ciudadanía.
Barcelona, Paidós, 2003.
34 COBO, Rosa.
Multiculturalismo, democracia paritaria y participación política
.
Op. cit.
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