260 Investigación en Salud. Dimensión Ética
tras el cual era inútil intentar recuperar el
tejido. Hubo una polémica en el
New En-
gland Journal of Medicine
sobre si era per-
misible citar trabajos realizados en franca
violación de los derechos y la dignidad de
los sujetos. Los experimentos de Dachau
fueron considerados al redactar el Código
de Nuremberg
.
Un estudio puede ser ino-
bjetable desde el punto de vista de la lega-
lidad pero inaceptable en cuanto a legiti-
midad. No todo lo factible y viable debe
hacerse. Especialmente en investigaciones
que afectan al medio ambiente, a las per-
sonas, al material genético y a los produc-
tos de la concepción, se manifiesta la im-
pronta del contexto cultural y valórico de
la comunidad en que se practica la inves-
tigación. Como universales de sentido que
orientan todo quehacer, los valores pres-
criben y proscriben, determinan lo bueno
y lo justo, y agregan al mérito técnico de
una propuesta de investigación un mérito
social y moral.
La distinción entre ambas dimensiones es,
por cierto, artificial. Ningún estudio mal
concebido o insuficientemente elaborado
puede pasar un examen ético. Un conflic-
to no declarado de intereses (por ejemplo,
el informe tendencioso de un investiga-
dor sobre un fármaco de cuya empresa fa-
bricante es accionista) vulnera la legalidad
y la legitimidad en un solo acto. Hay sufi-
cientes ejemplos de fraude científico como
para afirmar que la práctica de la publica-
ción puede disociarse del contenido co-
municado. Esto significa que la adhesión
al estilo, propio de un momento o lugar,
puede hacer olvidar otros requisitos, in-
cluso a editores experimentados. El juicio
de éstos y su responsabilidad en el mol-
deamiento de las disciplinas deben ser con-
siderados componentes capitales de la
ciencia como profesión.
Al constituirse la investigación científica
en el basamento de las disciplinas en el
campo de la salud se evidencian diferen-
cias entre diversos tipos y formas de socia-
lización profesional. El investigador en
química y física no encuentra los mismos
problemas que el fisiólogo o el farmacólo-
go, y no imagina los del investigador clí-
nico. En la investigación hay diversidad
de comportamientos y prácticas. La dis-
tinción entre investigación básica y apli-
cada es insuficiente para revelarla. Los pro-
cesos de
invención conceptual
, de
innovación
y de
transformación social
des-
criben mejor las actitudes que presiden la
investigación en el campo de la salud.
Una tecnocracia sin ilustración es como cien-
cia sin conciencia. Ignorante de sus alcan-
ces, ciega a las consecuencias, encuentra los
límites de su factibilidad en restricciones
impuestas desde fuera de la comunidad cien-
tífica. No es casual que la mayor parte de las
declaraciones internacionales sobre ética de
la investigación, especialmente en medicina
y biología, incluyan el control externo. A
veces por otros científicos y, en ocasiones,
por el público en general.
La tradicional visión de la publicación
como un logro del investigador individual,
que labora en el medio académico y en-
trega sus conocimientos a cambio de pres-
tigio entre sus pares y ascensos en su ca-
rrera, debe ser modificada. Se encuentran
cada vez con mayor frecuencia grupos de
autores que se conciertan para realizar es-
tudios multicéntricos, a menudo auspicia-
dos y financiados por la industria. Por otra
parte, las organizaciones de investigación
por contrato (OIC), que median entre los
patrocinadores financieros y los investiga-
dores, reciben alrededor del 60% de los
subsidios de investigación proporcionados
por la industria farmacéutica.
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