114 Investigación en Salud. Dimensión Ética
de pronto, es evidente que el análisis de la
equidad debe reconocer ciertos atributos
básicos de las personas, en tanto agentes
morales que, en una praxis comunicativa,
intercambian creencias y opiniones.
En el plano societario, es posible compren-
der que la equidad tiene relaciones con el
ajuste de las normas a las circunstancias
concretas y con dar a cada individuo o gru-
po lo que merece, esto es, tratar del mismo
modo a los iguales y respetar las diferencias
justas. Por lo tanto, son inequidades aque-
llas diferencias injustas, con agente causal
caracterizado y que no tienen como respon-
sables a quienes padecen sus efectos.
En el plano individual, la equidad puede
reflejarse en un modo de concebir y plan-
tear las disyuntivas morales que sea respe-
tuoso de las diferencias pero que, al mis-
mo tiempo, se acerque a los ideales de la
cultura propia. Tal concepto puede iden-
tificarse con la solidaridad, que se concibe
como horizontal si afecta a personas recí-
procamente ligadas, o vertical si los parti-
cipantes en el diálogo acuerdan respetar y
acatar principios superiores (como el Es-
tado de Derecho, la voluntad popular o el
imperio de la ley)
(13)
.
La bioética no debe confundirse con la
imposición de una doctrina o creencia, por
muy juiciosa que parezca a los miembros
de un grupo determinado. Tampoco con
un acrítico relativismo en que todo com-
portamiento es posible y aprobable. Esta
“disciplina-puente” brinda medios para re-
lacionar personas con personas, pero tam-
bién para vincular disciplinas, racionalida-
des, normas y creencias, intentando rescatar
la multiforme diversidad de la realidad del
mundo vital que suele constreñirse a dis-
cursos disciplinarios específicos y acotados.
Así, por ejemplo, sería errado concebir el
tema de la equidad exclusivamente desde
el punto de vista de la ciencia económica o
sólo desde la perspectiva terapéutica. Mues-
tra facetas distintas en el plano societario,
en el individual y en el grupal.
Todos los procesos de reforma de los sis-
temas y servicios de salud debieran acom-
pañarse de una reflexión permanente so-
bre sus implicaciones bioéticas, con el fin
de que los actores sociales involucrados
puedan manifestar sus opiniones y discre-
pancias, arribar a consensos o mantener
los disensos. Si los problemas que plantea
la aplicación de políticas o normas no se
pueden siempre resolver, es concebible que
se puedan “disolver” en la superior sínte-
sis de los intereses sociales.
Si algo caracteriza a la cultura posmoder-
na es el ocultamiento de sus directrices, la
fractura de los vínculos tradicionales y el
escepticismo respecto del universal acuer-
do. No se trata de visiones pesimistas de
la vida –privilegio en el pasado de espíri-
tus adelantados y sagaces como Schopen-
hauer– sino, más bien, de una generaliza-
da desconfianza en los ordenamientos, las
normas y los principios, manteniendo, no
obstante, una liturgia cosmética que pa-
rece reforzarlos. De allí la necesidad de
“desenmascarar lo real” con ayuda de la
reflexión y el esfuerzo.
Podía parecer, hasta hace no mucho tiem-
po, que la preocupación por los aspectos
morales de la actividad científica era un lujo
prescindible. Los acontecimientos más re-
cientes señalan, sin embargo, que la técni-
ca plantea problemas que ella misma no
puede resolver, aquellos que en inglés se
denominan
no technical solution problem
.
Engranmedida, la reflexiónéticaha sidohasta
ahora compensatoria de yerros o reacción
1...,104,105,106,107,108,109,110,111,112,113 115,116,117,118,119,120,121,122,123,124,...391