RECONOCIMIENTO
DE
LAS
REPBLICAS
HISPANO-AMERICANAS
6G9
cia.
En
cuanto
a
las
cortes
ele
obediencia
pasiva
i
derecho
divino,
ya
se
deja
entender
que
serian
algo
mas
que
especta
doras,
si
jiudiesen,
i
que favoreceran
a
la
Espiaa,
como
la
han
favorecido
algunas
veces,
con
algo
de
mas
efectivo
que los
buenos deseos. El
Filopolita
no
negar
que
todas,
todas
las
naciones,
sin
exceptuar
una
sola,
reconocen
todava
a
la
Espa
a
como
soberana de
las
Amricas,
i
cjue, por
consiguiente,
en
todo
lo que
concierne
a
la
Espaa,
estamos
fuera de la
pirotec-
cion
del derecho
pblico.
Si
El
Filopolita
cree
que
semejante
estado
no
envuelvo
ningn
jieligro;
ejue
la
impiotencia
ele
Es
paa
es
eterna;
cjue nada
puede
por s
ni
auxiliada de
otras
naciones;
ejue las
nuevas
repblicas
americanas
inspiran
mas
simpiata
que la
Espiaa
en
las
cortes
monrquicas
de
Europa,
ejue le
deben
en
cierto
modo
su
existencia;
si
cree
cpue,
en
esta
era
de
revoluciones
vicisitudes,
no
vendr
jamas
el cha
en
epuo
las
pretensiones
de
Espaa
sean,
en
manos
de sta
o
de
alguna
otra
nacin
mas
pioderosa
cpue
ella,
un
instrumento
peligroso
contra
la
independencia,
o
contra
las actuales instituciones
de
Amrica;
es
consiguiente
cpue
crea
que nada
nos
falta,
i
cjue
la
legacin
a
Espiaa
tiene
por
objeto
una
pura
ceremonia
di
plomtica
que
carece
de todo valor real.
La
Esjiaa
no
tiene
medios jiara
subyugarnos,
dice El Fi
lopolita.
Es
verdad;
piero
tiene
medios para hostilizarnos. Una
costa
inmensa i
dcsjioblada
presenta
infinidad de
jiuntos
vul
nerables.
Ser
imposible
que la
Espiaa
se
ajiodere
de
algu
nos,
no
para retenerlos
ni
subyugarlos,
sino
jiara
hacerse
de
prendas
con
la mira
de recabar de
nosotros
condiciones
mas
favorables que
las
que
estamos
dispuestos
a
concederle ahora?
El Valdiviano
ha
dicho
cuerdamente que
no
hai
enemigo
dbil.
No
hacer la piaz
con
el
nuestro,
cuando
piodemos
negociarla
sin
humillacin;
i
expionernos
a
compirarla despus
con
sacri
ficios
(como
ciertos
estados de
Amrica
han estado
alguna
vez
dispuestos
a
comjirarla),
nos
parecera,
en un
gobierno
de
cuya
fidelidad
a
la
patria
estuvisemos
seguros,
el
colmo de la
in
sensatez.
Este
es un
asunto
en
que todo debe preverse
i
en
que
no
so
puede
errar
por
exceso
de
pirecaucion.
Va
en
ello
la
suerte
do
la
jeneracion
presente
i
de las futuras.
I
qu
se
DCHO.
INT.
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