RECONOCIMIENTO
DE LAS
REPBLICAS
HISPANO-AMERICANAS
613
carnos
a
ella;
poner
a
prueba
la
sinceridad
de
su
gabinete;
ajus
far
con
l
una
paz
honrosa,
como
la que
coron
la
independen
cia
de
Holanda
i
de
las
colonias
britnicas,
o
desengaarle,
si
se
alimenta
todava de
ilusiones;
es
esto
lo
que
llama
El Filo
polita
impetrar
el
reconocimiento,
i
lo que
antes
habia
llamado
humillarse?
Se
objeta
la
poca
estabilidad del
gobierno
ele
la
reina
Cristina.
La
objecin
seria
fundada
si
por
nuestra
jiarte
aventursemos
algo.
Si
fusemos,
por
ejemplo,
a
comprar la
indcpiendencia
con
uno o
dos millones de pesos,
se
nos
podra
decir
con
alguna
ra
zn:
aguardemos
a
que
haya
en
Espaa
un
gobierno
slido;
no
hagamos
un
sacrificio
costoso
antes
ele
estar
seguros
de que
producir
el
fruto
deseado.
Si triunfa el
infante don
Carlos,
habremos
perdido
ese
dinero,
i
vendr
a
ser
insubsistente
i
nulo el
reconocimiento
de
la reina
Cristina.
Pero,
en
el
caso
presente,
qu
valor
tiene
esta
objecin?
Hai
alguna
regla
de
prudencia
o
de honor que
nos
prohiba
tomar
una
medida de
que
en
una
hiptesis
puede
resultarnos
un
bien
i
en
la
hipte
sis contraria
no
nos
resulta
el
menor
mal? El honor
no
nos
lo
prohibe,
i
la
prudencia
nos
lo manda.
Pero
semejante
reconocimiento,
dice
El
Filopolita,
no
nos
sera
decoroso,
porque
en
la
dijilomacia
europea
jiarecer
concedido
en
fuerza de
las circunstancias.
No
sabemos cul
sea
la
teora
de la
diplomacia
europea;
pero sabemos bien
cul
ha
sido
siempre
su
jirctica:
espiar
con
sagacidad
las
cir
cunstancias,
i
aprovecharse
diestramente de ellas para
lograr
sus
fines,
aun
cuando le
han
faltado los ttulos de
razn
i
jus
ticia
que favorecen al
nuestro.
Ademas
quin
pone
a
la
Espaa
en
la
alternativa de
reconocernos o
de
perecer?
Ella
est,
por
lo que hace
a
nosotros,
en
jilena
libertad
jiara
tomar
el
piartielo
que
guste.
Reconocindonos,
gozar
de
nuestro
comercio;
ne
gndose
a
ello,
seguir
existiendo
como
ha existido
estos
veinte
aos.
Por
qu
no
ha de
ser
este tan
buen
tiempo,
como
otro
cualquiera,
para
tratar
con
ella,
sin
contravenir
a
la
jenerosi
dad caballeresca
que
nos
recomienda
El
Filopolita?
El
lenguaje
de Martnez
ele
la
Rosa i
de los
otros
ministros
en
los
debates
ele
las
cortes,
ha
sido,
a
nuestro
modo ele
ver,
su-
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