RECONOCIMIENTO
DE
LAS
REPBLICAS
HISPANO-AMERICANAS
POR
LA
ESPAA
I
Sabemos
ya
oficialmente
que
la
Federacin
Mejicana
ha
nombrado
jilenijiotenciario
para
tratar
con
la
Esjiaa
sobre el
reconocimiento
ele
su
independencia.
Venezuela lo
ha
hecho
tiemjio
h;
i
aunque revoc
la misin
del
jeneral
Montilla,
se
sabe cjue fu solamente para
poner
en su
lugar
al
jeneral
Sou-
blett,
bien
conocido
por
sus
prolongados
i relevantes servicios
a
la
causa
ele
la revolucin. El
gobierno
peruano
acaba ele
nombrar
un
plenipotenciario
con
el mismo
objeto.
Bolivia ha
conferido
igual
encargo
al
seor
Olaeta,
su
representante
cerca
del
gobierno
francs:
las
cartas
recien recibidas de
Mon
tevideo
nos
dicen cjue
el
Uruguai
se
apresuraba
tambin
a
tomar
piarte
en
estas
negociaciones,
enviando
un
comisionado
a
Espaa;
i
es
probable
ejue las
otras
secciones
de
nuestra
Amrica
adoptarn
una
conducta
semejante.
Este
paso
ha
pia-
rccielo
tan
natural
i
oportuno,
ejue
el
presidente
ele
los
Estados
Unidos, desjiues
de haber tomado mucho
emj)eo
en
acelerar
lo,
ha
ofrecido
espontneamente
a
nuestro
gobierno
el
ajioyo
i buenos
oficios
de
la
legacin
americana
en
Madrid.
Hai
algunos
entre
nosotros
ejue
eludan
ele la
oportunidad
i
conveniencia
de
esta
medida;
pero las
razones en
que
apoyan
su
modo de
pensar
no nos
hacen
gran
fuerza. No
se
trata
de
hacer la
piaz
con
Esjiaa
a
toda
costa,
sino
de entablar
ecm
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