sentido para sus depredadores, otras saben adoptar coloraciones que los hacen asemejarse o
aún confundirse con las especies no gratas para los depredadores.
Las hembras de muchos insectos pueden producir aromas volátiles, feromonas, que atraen
a los machos, los cuales también originan sustancias aromáticas con efecto semejante en las
hembras. La temperatura y la nutrición influencian la producción de hormonas en los insectos
El duro y resistente exoesqueleto de los insectos constituye una magnífica protección
contra muchos de las agresiones ambientales que deben enfrentar. Este exoesqueleto está for-
mado por un sistema complejo de placas o escleritos conectadas mutuamente mediante uniones
articuladas, ocultas y flexibles. Su rigidez estructural la proporciona, no la quitina, sino las
escleroproteínas, cuya ligereza facilita el vuelo de los insectos.
En el cuerpo de los insectos se distinguen los segmentos que componen la cabeza, tórax,
abdomen.
En la cabeza un par de ojos compuestos de tamaño grande, un par de antenas y tres
ocelos. Las antenas pueden desempeñar diversas funciones: órganos olfativos, táctiles, a veces
auditivos. En la boca, cuyas piezas bucales las constituye una cutícula endurecida se distingue
un labro, un par de mandíbulas, un par de maxilas, un labio, una hipofaringe.
El tórax consta de tres segmentos protórax, mesotórax, metatórax. En cada uno de estos
segmentos hay un par de patas y en la mayoría de los insectos en el meso y metatórax, un
par de alas. Las alas formadas por una doble membrana cuticular con venas que constituyen
también una característica constante y de utilidad en la identificación de las especies.
La hemolinfa es el fluido que ocupa las cavidades y apéndices en el cuerpo del insecto
y que transporta en él los nutrientes y lleva los productos metabólicos de desecho. Hay un
vaso dorsal, conductor de los fluidos que va desde el abdomen a la cabeza en el cual se dis-
tinguen dos secciones: el órgano propulsor (corazón) situado en la cavidad abdominal realiza
su función mediante movimientos peristálticos semejantes a ondas propulsoras y la aorta que
va por el tórax hasta la cabeza.
El sistema respiratorio de los insectos está constituído por una extensa red de tubos
finos (sistema traqueal) ramificado por todo el cuerpo, el cual se abre al exterior por los
espiráculos, orificios, situados en pares en el tórax y en el abdomen, a veces simples, a
veces conectados a un mecanismo de cierre que previene la pérdida de agua. El sistema
traqueal en algunos insectos presenta sacos aéreos, estructuras semejantes a tráqueas di-
latadas situados por toda la cavidad corporal. Estas estructuras aumentan y favorecen la
función respiratoria del insecto. La función excretora en el cuerpo del insecto, la cumplen