Iniciativa Latinoamericana para el avance de los Derechos Humanos de las Mujeres II - page 73

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derechos económicos de las mujeres. Podemos asegurar, con Virginia Vargas, que
esta estrategia supuso en el caso boliviano la “construcción de nuevos paradigmas
y pautas interpretativas alrededor de la realidad (…) generando nuevas categorías
de análisis, nuevas visibilidades e incluso nuevos lenguajes para nombrar lo hasta
entonces sin nombre”
5
.
Un rasgo de este movimiento, compartido con el resto de los feminismos de la
región, es su débil interlocución con la institucionalidad política. En ese sentido,
su estrategia política se despliega priorizando “la sociedad civil antes que a
interactuar y menos negociar con los estados y gobiernos”
6
. En una visión crítica
al Estado y sus instituciones, este movimiento feminista va a desarrollar una actitud
distante y ajena al ejercicio del poder público político. Cuidando su autonomía e
identidad va a desplegar una actitud distante hacia el Estado, el que aparece como
un adversario sospechoso de prácticas de cooptación y, en definitiva, como un
lugar de jerarquías patriarcales. Desde una actitud defensiva a la institucionalidad
política, sus estrategias de emancipación van a transcurrir afirmando su propia
identidad, recreando sus propios espacios alternativos y reivindicando distintas
formas de hacer política y de concebir la democracia.
Este estado de ánimo sintoniza con los mitos que el movimiento feminista
latinoamericano de la época construye: “a las feministas no nos interesa el poder”,
“las feministas hacemos política de otra manera diferente y mejor que los hombres”,
“hay una unidad natural por el hecho de ser mujeres”, “el feminismo es una política
de las mujeres para las mujeres”, “lo personal es automáticamente político”, como
se coreó abundantemente en el IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe, realizado en México, en 1987.
Coincidiendo con este juego de intersubjetividades, el movimiento de mujeres
y feminista en Bolivia, va a limitar sus prácticas interactivas centrándose en sí
mismo; esto es, desplegando el alcance de sus acciones “solo entre mujeres”, “con
mujeres”, “para mujeres”, en una suerte de gueto que insiste en una autonomía
defensiva y de confrontación con el Estado
7
. No se percibe, en contraparte, una
voluntad de poder que permita pasar de la “democracia de lo íntimo” o de la crítica
a los micro poderes instalados en la sociedad, a interpelar el ámbito público estatal
como un lugar de exclusión y de débil presencia de las mujeres en los niveles de
negociación y decisión partidaria y parlamentaria.
5
VARGAS, Virginia. Los feminismos latinoamericanos en su tránsito al nuevo milenio, una
lectura político personal. En: MATO, Daniel (coord.): Estudios y Otras prácticas Intelectuales
Latinoamericanas en Cultura y Poder. Caracas, CLACSO y CEAP, Faces, Universidad Central de
Venezuela, 2002.
6
Ibid
.
7
Ibid
.
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