Iniciativa Latinoamericana para el avance de los Derechos Humanos de las Mujeres II - page 70

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La reconquista de la democracia, ocurrida en 1983, ha significado para el
movimiento feminista y de mujeres contar con un espacio para
para asumir nuevas
subjetividades
y desplazar a la política desde un campo estrictamente institucional,
hacia el terreno de lo sociológico y cultural, donde las relaciones de poder entre
género, raza, clase y etnia, generan también efectos políticos. En este contexto, es
preciso atender las características de la sociedad en su relación con el Estado. Es
decir, no es posible repensar la democracia sin debatir la noción de ciudadanía(s),
entendida como ejercicio de derechos (individuales y colectivos), así como las
brechas entre su formulación y realización, más aún en una realidad en la que
conviven tiempos heterogéneos
1
que demandan el reconocimiento de formas de
pertenencia y respeto de la diversidad. En ese sentido, la democracia no puede
leerse solo en sus anclajes institucionales -que de suyo muestran clivajes de género,
étnicos y sociales-, sino en relación con las demandas que emergen de la sociedad,
las contradicciones y conflictos que surgen de ella y los impulsos emancipatorios
de los movimientos y actores sociales.
En este marco, lo que pretendemos a continuación es reconstruir la genealogía de
un movimiento feminista y de mujeres que se recrea con distintas posturas teóricas,
políticas y prácticas en contextos históricos particulares de la vida política boliviana.
Circunscribir
las prácticas del movimiento feminista y de mujeres en Bolivia, en su
intercambio, negociación y conflicto con distintos actores y en distintos escenarios,
nos permitirá recuperar la historicidad de sus luchas, comprender en qué contexto
se recrea su acción colectiva, los conceptos que son movilizados, los significados
que comparten, así como sus desplazamientos y variabilidad en cada periodo.
I. Transición democrática y emergencia feminista
A partir de octubre de 1982, Bolivia deja atrás un ciclo de gobiernos militares
autoritarios e inicia un proceso accidentado de transición que tendrá como correlato
la emergencia de una institucionalidad democrática de corte liberal representativo
que actualizará la noción de ciudadanía como afirmación de derechos y ejercicio
de libertades individuales antes conculcados. Durante esa década, el emergente
movimiento feminista en Bolivia, impulsado por mujeres universitarias de clase
media, fue considerado por la izquierda como poco sensato para las urgencias
propias de una sociedad que debía transitar de las dictaduras hacia la democracia
o, en su caso, hacia la revolución.
Frente a la violencia estatal propia de largos años de autoritarismo militar (1971-
1982), se abre paso a un nuevo imaginario social que empieza a valorar, junto con
1
CHATTERJEE, Partha. La nación en tiempo heterogéneo y otros estudios subalternos. Buenos
Aires, Siglo XXI/Clacso, 2008.
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