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más con grupos como éste y luego oler algunas flores. Estoy agradecido de haber podido
asociarme con miembros de este Comité y agradezco a George Alleyne y a la OPS por
darme esta oportunidad.
Deberíamos estar todos agradecidos a GeorgeAlleyne y a la OPS por la participación
que han tenido en la aplicación de la Bioética enAmérica Central, América del Sur y en el
Caribe. Cuando la OPS formó su propio comité de ética, GeorgeAlleyne fue su Presidente.
Aunque las problemáticas, entonces y ahora, son demasiadas para ser abarcadas por una
sola persona, las decisiones individuales del Director de la OPS y las reflexiones de un
grupo como éste, pueden hacer una diferencia. Todos ustedes han aportado sobresalientes
contribuciones a este campo. Tengo la certeza de que en este Comité vuestras contribuciones
crecerán en importancia.
Más de un decenio después de la fundación del Centro Hastings y del Instituto
Kennedy, fui a trabajar a la OPS en materias de Bioética. No fue sorpresivo el darme
cuenta que las preocupaciones éticas más apremiantes aquí tenían que ver con investigación.
Cualquier experimento con seres humanos en el cual el gobierno de los Estados Unidos
estuviese implicado, debía satisfacer los estándares éticos desarrollados por la Comisión
Nacional y publicados en el Informe Belmont. Por diversas razones, muchos proyectos de
investigación se realizaron en América Latina. En algunos casos, a la OPS le había
correspondido garantizar el cumplimiento con las regulaciones éticas, y en otras pocas
instancias, la OPS terminó siendo responsabilizada por fracasos éticos que ocurrieron
bajo su tutela.
Entre otras cosas, en esa época, formulamos el establecimiento de un instituto de
bioética en Chile para cubrir las necesidades bioéticas de la Región de la OPS. El Programa
de Bioética, dirigido ahora por nuestro colega Fernando Lolas, en Santiago de Chile, fue
formalmente inaugurado en 1994. Diego Gracia entrenó al primer grupo de Magisters en
Bioética para esta Región, quienes se graduaron el año pasado. Esperemos que lo que
hagamos en este Comité pueda ser coordinado con la sobresaliente labor realizada por
estos dos colegas y quizás también con comités similares que están operando en las oficinas
centrales de la OMS en Ginebra.
Ciertamente la realidad es que el Programa Regional de Bioética de la OPS tiene
que estar abocado al tema de la evaluación de la investigación en toda la Región. El Programa
tiene que tener un plan para capacitar profesionales en cada país, para que trabajen con los
organismos patrocinadores, con los personeros de gobierno y con los miembros de la
comunidad en la cual la investigación será realizada. Un plan para capacitar miembros de
Comités de Evaluación Institucional (IRBs), que tengan algún grado de sofisticación en el
tema, es tan urgente como un plan de capacitación para miembros de comités de ética
clínica hospitalarios en toda la Región. El Programa debe ser un recurso para la investigación
y la salud pública, tanto como lo es respecto de problemas clínicos.
Este comité asesor tiene mucho trabajo por delante. Tendremos que analizar problemas
particulares, y tendremos que tomar decisiones muy concretas y prácticas respecto de
ellos. Para hacerlo responsablemente, tendremos que desarrollar una delicada sensibilidad
Algunas reflexiones personales sobre la participación de la
OPS
en temas de bioética
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