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Pautas Éticas de Investigación en Sujetos Humanos: Nuevas Perspectivas
Fletcher observaba lo que estaba sucediendo en medicina y no estaba preocupado en
absoluto. De hecho, él creía que los desarrollos tecnológicos liberarían a los seres humanos
del dominio de la naturaleza. Él celebraba la nueva libertad que veía aproximarse, y el
respaldo legal adicional para la autonomía. Él apoyaba una ética que desechaba la larga
tradición occidental del derecho natural. La naturaleza ya no era considerada como un
indicador de derecho moral que debía ser tomada en cuenta. En un sentido, Fletcher se
anticipaba a su tiempo. En otro aspecto, él reflejaba los tiempos. Al menos nos hizo tomar
conciencia de aspectos más amplios de la ética médica.
Las innovaciones tecnomédicas del presente plantean este punto claramente. Ellas
nos están empujando hacia nuevas perspectivas filosóficas y teológicas y nuevos enfoques
acerca de nuestro lugar en el Universo. Ahora vemos más claramente la relación entre las
biotecnologías del presente y nuestra experiencia sociocultural. Sabemos que la ciencia de
Darwin creó los cambios sociales y culturales del darwinismo social. Vemos que algo
similar está sucediendo con las ciencias médicas de hoy. Tal como Fletcher predijo, la
medicina y los sucesos dentro de ella están cambiando nuestras experiencias vividas, nuestras
expectativas culturales y nuestras creencias básicas.
Los fines de la medicina.
Y la influencia se proyecta en ambas direcciones. En 1947, la OMS definía a la
salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no meramente como
la ausencia de enfermedad o dolencias”. Esta definición, un producto social y cultural,
cambió la medicina y la forma en que ésta es practicada. A pesar del inmediato y revelador
criticismo de Dan Callahan sobre esta definición, ella ha tenido un gran impacto. La medicina
ya no trata sólo de ganar aquello que dio en llamarse una guerra contra la enfermedad.
Hoy, ella trata de crear bienestar físico, mental y social. Gran parte de la medicina en la
actualidad está diseñada no para curar, sino que para un mejoramiento, en el sentido de
bienestar general. Los doctores de hoy tratan de crear las bases para una satisfactoria
experiencia vital, desde el punto de vista físico, mental y social.
Antaño, los pocos involucrados en esta nueva disciplina proveníamos de trasfondos
humanísticos. Dan Callahan y yo estudiamos filosofía. (Nunca me he atrevido a decir que
fuéramos filósofos.) Creíamos que al trasladarnos hacia la ética aplicada, nos estábamos
alejando de la filosofía en el sentido de metafísica y epistemología, antropología filosófica
y filosofía de la ciencia. Creímos estar abandonando el mundo de reflexiones sobre
problemáticas abstractas para enfocarnos en problemas prácticos concretos. Como lo
comprobamos, poco a poco, a través de los años, algunas de las mayores temáticas filosóficas
que creímos haber dejado atrás, reaparecieron.
La nueva disciplina de la bioética sobre cuya emergencia Dan tuvo influencia, es
ahora un término familiar, y una completa nueva generación de bioeticistas han tomado
posesión del campo. Repentinamente, nuestra generación está en retirada. Repentinamente,
yo estoy tratando de resolver cómo manejar mi propia muerte. A diferencia de héroes
como Martin Luther King, yo no he llegado a la cima de ninguna montaña, y no he visto la
Tierra Prometida. Lo mejor que me puedo imaginar haciendo es trabajando por un tiempo
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