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médica americana. La impactante exposición de Beecher apareció en el “New England
Journal of Medicine”. Inmediatamente fue recogida por los medios de comunicación. La
historia originó enorme interés. Las víctimas de la investigación eran niños, pacientes de
un hospital judío y hombres negros pobres. La vulnerabilidad de las victimas acrecentó el
impacto público.Antes de esta revelación, los americanos habían asumido que las violaciones
de seres humanos en la investigación médica eran productos de la perversa ideología nazi.
Obviamente ésta no era la realidad.
Los norteamericanos fueron ingenuos al considerar que tales violaciones éticas no
podrían suceder aquí. Fuimos también ingenuos al pensar que nuestros doctores y científicos
cautelarían la ética de la investigación por sí mismos. Nuestros doctores e investigadores
demostraron ser vulnerables a sus propios intereses y propensos a sacrificar personas
vulnerables en pro del progreso médico, tanto como se había hecho en aquel pasado.
Surgieron todo tipo de cuestionamientos éticos. Si lo hacían los doctores y científicos, ¿a
quién le correspondería entonces generar los estándares éticos y controlarlos? ¿Deberían
estar involucrados eticistas externos? ¿Existen expertos en ética quienes también entiendan
sobre metodología de investigación y las complejidades científicas? ¿Necesitarían los
políticos y cuerpos legislativos consultas con eticistas antes de implementar legislaciones
sobre investigación médica en sujetos humanos financiadas por el Estado? ¿Necesitan los
eticistas médicos un lugar donde comunicarse entre ellos? ¿Debería la necesaria reflexión
ocurrir dentro de una universidad, o en algún contexto separado, al margen de las políticas
universitarias?
Los estándares de ética internacional.
Por muchos decenios la temática más persistente e importante en ética de investigación
fue la relación entre una ética universal y una ética cultural. Por ejemplo, ¿cómo aplicamos
un patrón universal para requerir el consentimiento informado en culturas donde las
decisiones son tomadas no por los individuos, sino por los líderes religiosos o políticos?
Cada vez más frecuentemente hoy en muchas culturas no occidentales la gran temática no
es el consentimiento informado individual ni el comunitario. Más bien, es el tópico de la
justicia y cómo este principio se aplica cuando la investigación es conducida en comunidades
en desarrollo.
Justicia, en el sentido de justicia económica, juega un rol en la evaluación ética de la
investigación como nunca antes. Exactamente ¿qué peso deberían tener las consideraciones
económicas? ¿Qué tan importante es la dimensión de ahorro de costos en un particular
proyecto de investigación? ¿Puede el ahorro de costos alterar los patrones éticos referidos
a seriedad científica, eficacia, el nivel de revelación, el consentimiento del sujeto, la santidad
de la vida? El Dr. Alleyne llevó la delantera en esta materia al llamar la atención sobre las
consideraciones económicas en bioética en un ensayo que presentó al Vaticano hace casi
cinco años
1
.
Los estándares de ética internacional siempre han requerido que los sujetos de
investigación sean tratados con justicia y no sean explotados económicamente. Esto ha
Algunas reflexiones personales sobre la participación de la
OPS
en temas de bioética
1
Alleyne G.
La primacía de la vida por sobre todas las condiciones humanas en cualquier lugar sobre la
Tierra
. Vatican City, November 24, 1995.
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