119
Notas sobre la bipersonalidad
Grande impresión me produjo, asimismo, el libro de Christian titulado
Wesen und Formen der Bipersonalität
” (Esencia y formas de la biperso-
nalidad). Él se inicia con una frase que dice, más o menos, que hay reali-
dades que no se configuran en el espacio interior del individuo sino que
solamente en el intercambio, en el entre-espacio que se establece en el
diálogo, llegan a tener vigencia. Muchas veces meditamos sobre el sentido
que tiene, por ejemplo, el trabajo en común cuando es exitoso y bien lo-
grado. Lo interesante de Christian y su grupo fue trasladar esta concepción
abstracta al diseño de experimentos reales, y así pudieron demostrar cómo,
en el proceso de usar una sierra, dos personas alcanzan una sincronía ma-
ravillosa y ajustan sus movimientos al logro común de derribar el árbol.
Implicaba también este descubrimiento que un enfermo, trabajando con
un sano, alcanza sorprendentes mejorías y hasta ajusta su ritmo al de la
díada. Ni qué decir tengo que para una teoría de la conversación o aún
de la psicoterapia, la noción de bipersonalidad es de singular valor. Es
más, anclada en lo anatómico y lo fisiológico, la metáfora de la biperso-
nalidad puede hacerse bicorporalidad y aún biespiritualidad, permitiendo
una reflexión ausente de bohemias y audaces construcciones sin sustento
empírico. Por entonces, yo intuía que una lograda conversación es aquella
en la cual ninguno de los hablantes sabe a ciencia cierta de dónde provie-
nen las ideas, tampoco reclama autoría o protagonismo pues el conjunto
bipersonal parece funcionar como una unidad superior, dota de armonía
y coherencia al conjunto y produce resultados inesperados no anticipables.
Muchas veces recordé la sentencia de Herbart que dice “no hay un yo sin
un nosotros” y me di cuenta de que nunca se es más yo, más individuo,
que cuando se es parte de una unidad mayor. Que nunca, en realidad, se
tiene verdadera identidad si no es por y con referencia a algún otro: se es
hijo de un padre, amigo de un amigo, amante de una amada, discípulo de
un maestro, en fin, siempre algo de algo en esa infinita trama de las rela-
ciones sociales que constituyen el tejido de la existencia humana. Porque,
como decía el sabio, “
no man is an island
”.
1...,110,111,112,113,114,115,116,117,118,119 121,122,123,124,125,126,127,128,129,130,...148