de América Latina "han tenido que recurrir periódicamente al financiamiento exterior neto, y en esa situación se advierte
que los empréstitos externos -muy encarecidos en un proceso donde convergen la 'privatización de los prestamistas' y la
'estabilización de los prestatarios`- imponen una carga cada vez más onerosa a las economías de la periferia"
89
.
En este proceso, donde la acumulación de capital es más especulativa que productiva, aumenta la inflación y se reduce el
salario real. Se ha creado, pues, "una situación en la que los recursos externos no ayudan a implementar las metas de la
política económica sino al revés, la política económica pasa a tener como meta primordial la obtención de recursos
externos. Como lo ha expresado la prensa brasileña, la cola mueve al perro
"
90
.
El mecanismo de los empréstitos ha sufrido modificaciones, especialmente en relación a los plazos; en 1970, el 18,6% de
los préstamos se otorgaba a 15 años; en 1980, ese porcentaje se había reducido sensiblemente; en la actualidad, la
mayoría se dan a corto plaz
o
91
.
De este modo, se ha producido una concentración del pago de la deuda externa e n pocos años, presionando fuertemente
la balanza de pagos. Tanto las tasas de interés de Londres (Libor) como la de los bancos más importantes de Nueva York
(prima rate) son para los plazos no mayores de seis meses. Los costos de financiamiento externo han aumentado no sólo
por las tasas de interés sino también por comisiones, gastos de administración y "spread" (o margen de riesgo), que varía
según la confiabilidad que asignen los bancos prestamistas a los diferentes gobiernos.
En síntesis, cuanto más se paga por el servicio de la deuda externa, menos se amortiza en cifras reales.
Alfredo Eric Calcagno -en un libro muy creativo en el que compara la deuda latinoamericana con la deuda que tuvo que
pagarla adolescente Eréndida del cuento de García Márquez, prostituyéndose para pagar una deuda existente- sostiene:
"hasta la crisis de la deuda externa mexicana, en 1982, los bancos acreedores renovaban los créditos sin mayores
problemas; por este sistema se capitalizaba la mayor parte de los intereses y la deuda no se notaba, porque solamente se
anotaba (...) Eran pagarés contra pagarés. Pero esta construcción se derrumbó cuando los bancos dejaron de refinanciar
los intereses. Entonces los países deudores debieron comprimir al máximo sus importaciones para pagar la mayor parte
posible de los intereses; la situación varió, ya que en esta etapa eran pagarés contra bienes físicos. Esta es la situación
actual, en la que se pagan todos los intereses que se puede y el resto se capitaliza. Los dos mayores inconvenientes
radican en que primero los bancos reclaman todos los saldos posibles emergentes del comercio exterior (...) y en segundo
lugar, que para permitir que siga postergando pagos y capitalizando intereses, los acreedores exigen que el país deudor
aplique la política prescripta por el FMI. Para hacer cumplir ambas reglas los acreedores dan los nuevos créditos con
'cuentagotas', y en realidad no se trata de 'dinero fresco' sino de anotaciones por las que se postergan pagos y cargan
nuevos intereses, comisiones, "spreads", etc., de tal modo que trimestralmente puedan examinar la situación (...) En lo
esencial, se trata de mantener el monto total de la deuda y facilitar el pago de sus servicio, en especial de los intereses
"
92
.
Calcagno denuncia el comportamiento antinacional de la burguesía criolla: "sus maniobras especulativas se cumplieron a
través de múltiples procedimientos: primero, hubo empresarios que liquidaron sus empresas (en sentido literal, es decir,
las transformaron a dinero, mediante ventas en conjunto o por partes) y particulares que vendieron sus propiedades,
convirtieron los pesos en dólares y los transfirieron a sus cuentas en ele extranjero, con cuya garantía el banco extranjero
les otorgó créditos que entraron en la Argentina como deuda externa, para recomenzar el ciclo especulativo. Se
89
Héctor Malavé Mata: "Por que nos endeudamos", en Revista
Nueva Sociedad, septiembre-octubre 1983, Nº68, p. 35.
90
Alexander Schubert: "Misión imposible. Servir la deuda", en
Revista Nueva Sociedad, Caracas, sept-octubre 1983, p. 48..
91
BID:"DEuda pública externa de los países de América Latina",
Washington, julio 1983.
92
Alfredo Eric Calcagno: La perversa deuda argentina. Ed.
Legasa, Buenos Aires, 1985, p. 146 y 147.
1...,34,35,36,37,38,39,40,41,42,43 45,46,47,48,49,50,51,52,53