extranjeros en estrecha relación con la importación indiscriminada de manufacturas. A su vez, los terratenientes criollos
y la burguesía minera y comercial se movían no sólo en la esfera de la producción sino también en el área de la
distribución y circulación monetaria, especulando con los préstamos y los bonos de la deuda pública interna cuando el
sistema bancario se generalizó en América Latina.
La relevancia de los mecanismos de circulación financiera en un tipo de capitalismo primario exportador, como el
latinoamericano, adquirió nuevas expresiones en la fase imperialista; los empréstitos de las casas extranjeras estuvieron
condicionados a la entrega de nuestras riquezas nacionales. Deuda externa -incautación de aduanas- ejércitos
norteamericanos de ocupación sobre todo en Centroamérica y el Caribe- inversión de capitales para apropiarse de
nuestras materias primas estuvieron entonces interrelacionados.
En la época contemporánea se hace más evidente que nunca la relación entre producción-circulación-distribución-
realización y apropiación. La intervención del capital refuerza la unicidad del proceso en el que la empresa transnacional
produce, especula con la moneda, hace comercio de exportación e importación, pide y otorga créditos, maneja los
empréstitos, realiza sus productos en todas las áreas y se apropia tanto de la plusvalía de las empresas que explota como
de las transferencias indirectas de valor.
Los límites de la aparente autonomización monetaria
Es efectivo que la banca transnacional ha logrado un cierto nivel de autonomía relativa, con una dinámica que rebasa los
controles de los bancos centrales de cada país, pero sigue y seguirá dependiendo del capital monopólico productivo.
Precisamente su fuerza reside en la íntima relación que tiene con la internacionalización del capital industrial. Esta
semiautonomía se expresa en la deuda externa, que ha adquirido una dinámica particular en los países llamados del tercer
mundo.
El dinero en sí mismo no es capital, sino sólo en el momento en que se invierte en medios de producción o compra de
fuerza de trabajo para fines productivos. Sin embargo, la masa de dinero movilizada por el mismo proceso de
endeudamiento mundial ha determinado un masivo flujo de dinero de los países dependientes a los centros imperialistas,
dinero que ha reactivado las economías europeas y norteamericana.
Los ideólogos de la autonomización monetaria han ido mucho más lejos que Keynes en relación a la teoría de la moneda,
al estimar que el nivel de la tasa de interés se fija por factores exclusivamente monetarios, cuando en realidad depende del
proceso productivo en última instancia.
La nueva "contribución de América Latina a la acumulación capitalista mundial"
Es conocida la transcendencia de la contribución de América latina a la acumulación capitalista durante el período
colonial y republicano. Lo que ahora queremos remarcar es la nueva "contribución" que se produce con la agudización de
la deuda externa en el último decenio.
El servicio de la deuda externa, las remesas de utilidades enviadas por las transnacionales a sus casas matrices, la
especulación monetaria sin precedente en la historia y la fuga de capitales de la burguesía criolla jugaron más que en el
pasado el papel de retroalimentadores de la economía norteamericana y europea occidental, "contribuyendo" una vez más
en esta historia de cinco siglos de colonización y semicolonización a la acumulación originaria permanente de capital.
Sin esta "contribución", el capitalismo metropolitano no habría podido concretar tan rápidamente sus tres revoluciones
industriales. Tampoco habría podido remontar en pocos años sus periódicas crisis y recesiones económicas.
Las nuevas funciones del Estado
El Estado -sin dejar de ser redistribuidor de la renta nacional y fomentador de la producción- ha pasado a desempeñar un
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