actuando "en el sentido de levar la tasa de rentabilidad del núcleo industrial ligado al mercado interno
"
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Desarrollo con
inflación fue la política económica fundamental implementada por los gobiernos latinoamericanos empeñados en ese
modelo de industrialización liviana, que fue dependiente desde sus inicios.
Cuando todavía no se consolidaba la operación anticrisis, sobrevino una nueva conflagración mundial. No obstante, la
fase abierta con la segunda postguerra constituye una de las etapas más importantes de la historia. Los notables avances
en el desarrollo de la producción -que algunos autores han calificado de tercera revolución industrial- estuvieron
acompañados de un proceso de profundos cambios sociales.
El sistema capitalista siguió siendo el mismo, pero otro. Los avances científicos y técnicos permitieron un relevante
desarrollo de las fuerzas productivas, que en última instancia favoreció el proceso de concentración monopólica del
capital, expresado en las empresas transnacionales, detrás de las cuales, en aparente contradicción, se mantenían con más
vigencia que nunca los Estados Nacionales de cada imperialismo. La transnacionalización del capital no eliminó la
competencia intercapitalista, como supusieron algunos, ni menos las crisis. El "boom" económico de las décadas de 1950
y 60 estuvo permanentemente signado por recesiones cada tres o cuatro años, hasta que estalló la crisis de 1974-75, la
más grave de la historia del capitalismo, después de la de 1929.
La llamada revolución científico-técnica no sólo incorporó cambios significativos en la producción, sino también en las
formas de explotación del trabajo humano. También introdujo modificaciones en la esfera de la circulación, distribución
y consumo, perfeccionando los sistemas y estudios de mercado. La tecnocracia pasó a jugar un papel más importante que
en el pasado, tanto en la dirección delas empresas privadas como en las estatales. Los directores de empresas no
provocaron la "revolución" que había equivocadamente profetizado James Burnham, pero adquirieron cada día más
funciones en la programación industrial, destinada a aumentar la productividad. Algunas ramas de la producción
disminuyeron su peso específico en el producto bruto interno (PBI) de cada país, mientras que otras crecieron (industrias
pesada, petroquímica, energética, etc.) gracias a una nueva redistribución y jerarquización en los gastos de investigación e
inversión capitalistas.
Aunque el capitalismo no tiene capacidad para planificar la producción, trata de "reprogramar" costos a un paso
relativamente largo, debido a las innovaciones tecnológicas y a la reducción del período de vida útil del capital fijo, que le
permiten hacer cálculos precisos de depreciación y obsolencia de la maquinaria.
Según Mandel, "la tercera revolución industrial, al igual que las dos anteriores, implica un enorme incremento en el
volumen de la producción industrial, y existe una nueva y aguda contradicción entre capacidades productivas,
aparentemente ilimitadas, y los límites de la demanda efectiva del 'mercado'. Las crecientes dificultades para la
realización de la plusvalía conducen a un constante incremento de los costos de venta y al desarrollo de la mercadotecnia,
y a los cálculos de la elasticidad de la demanda (...) La solución económica implica un cambio en la naturaleza de la
inversión que pone fin a la intervención 'extensiva' u horizontal (es decir la creación de nuevas y plantas y empresas) y se
concentra en inversiones 'intensivas' o verticales, es decir en medios que reducen la utilización de la fuerza de trabajo.
Esto explica el desarrollo masivo de la automatización, cuyo fin es reconstruir el ejército de reserva del trabajo, que
tenderá a producirse cuando el crecimiento anual de la producción. Esta es la fuerza económica que ayuda a hacer
permanente la innovación tecnológica"
53
.
Demás está decir que este reajuste del capitalismo ha sido capaz de evitar las crisis, la desocupación masiva, la inflación
galopante y otras lacras del sistema. Más aún, ese tipo de desarrollo ha provocado la crisis ecológica más grave de la
historia.
La situación general de América Latina y su deuda externa
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Celso Furtado: La economía latinoamericana. Ed. Siglo XXI.
México, 1979, p. 139
53
Ernest Mandel: Ensayo sobre el neocapitalismo. Ed ERA,
México, 1971, p. 17 y 19.
1...,17,18,19,20,21,22,23,24,25,26 28,29,30,31,32,33,34,35,36,37,...53