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Cap´ıtulo 18. Introducci´on a las fluctuaciones de corto plazo
Existen muchas teor´ıas que explican las rigideces nominales. Sin embargo,
es razonable plantear que, si bien sabemos mucho de c´omo se comportan las
econom´ıas con rigideces de precios, lo que a su vez parece ser un supuesto
muy realista, a´un no tenemos teor´ıas microecon´omicas ampliamente acepta-
das, y que puedan ser incorporadas en modelos macro, que justifiquen dichas
rigideces.
La evidencia emp´ırica, mirando a precios de productos individuales en Eu-
ropa (Dhyne
et al.
, 2005) y en los Estados Unidos (Bils y Klenow, 2004),
confirma la existencia de rigideces de precios. En el ´area euro, un 15% de los
precios cambia cada mes, y con una muestra similar para los Estados Unidos
ese porcentaje sube a 25%. Es decir, los cambios de precios son poco frecuen-
tes, aunque en los Estados Unidos habr´ıa menor grado de rigidez. Adem´as, no
hay evidencia de que la rigidez de precios a la baja de los precios sea distinta
de la rigidez al alza. La duraci´on media en el ´area euro ser´ıa de cuatro a cin-
co trimestres, mientras en los Estados Unidos ser´ıa de dos a tres trimestres.
Respecto de las rigideces de precios en modelos agregados, Gal´ı, Gertler y
L´opez-Salido (2001) estiman curvas de Phillips (ofertas agregadas) para pa´ıses
del ´area euro y Estados Unidos, concluyendo que para Europa la duraci´on me-
dia de los precios es de cuatro a siete trimestres, y para Estados Unidos es de
tres a cuatro. As´ı, la evidencia micro es consistente con la evidencia agregada.
En los modelos agregados se muestra que estas rigideces son lo suficientemente
importantes como para que los
shocks
monetarios tengan efectos persistentes
sobre el producto. Tambi´en al introducir rigideces salariales, estos modelos
mejoran su capacidad de describir la realidad.
¿Cu´an relevantes son los
shocks
de pol´ıtica monetaria en las fluctuaciones
del producto? La evidencia es extensa y tiene una larga data. Estimaciones de
Kim y Roubini (2000) para un conjunto de pa´ıses industrializados muestran
que cerca del 10 por ciento del error de proyecci´on del producto es explicado
por
shocks
monetarios. Por otro lado, Christiano, Eichenbaum y Evans (2005)
estiman un modelo con rigideces nominales y shocks monetarios que es capaz
de replicar la inercia de la inflaci´on y la persistencia del producto observada en
los datos de Estados Unidos. El modelo tiene rigideces nominales moderadas,
pues se asume que los salarios tienen una duraci´on media de tres trimestres.
Las fricciones en el lado real de la econom´ıa ayudan a propagar los
shocks
mo-
netarios. De no ser as´ı, habr´ıa que suponer rigideces nominales mucho mayores
y poco realistas. Dos aspectos de nuestra discusi´on previa son importantes a
la luz de los resultados de Christiano, Eichenbaum y Evans (2005). Primero,
ellos concluyen que la rigidez salarial es m´as importante. Segundo, las rigideces
reales son importantes, no como causa de que los
shocks
monetarios afecten el
producto, sino como mecanismos de propagaci´on del ciclo que agregan realismo
a los modelos cuando son contrastados con la realidad.
De Gregorio - Macroeconomía
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