Chile fue, junto con el Perú y México, uno de los países mineros más importantes del siglo XIX. Una de las
especificidades fue haber consolidado tempranamente un Estado que estimuló el despegue de una de las economías
primarias de exportación más relevante de América Latina. Ese Estado fue encargado de canalizar los empréstitos
extranjeros y plantear las fórmulas de negociación y renegociación de la deuda externa.
Otra particularidad de Chile fue haber tenido un temprano avance del capitalismo primario exportador; con relaciones de
producción salariales en el principal área de la economía: salitre, plata y cobre. El desarrollo de las fuerzas productivas en
la minería; expresado en la industria fundidora de cobre del Norte Chico, y la introducción de una tecnología moderna
para la explotación de la plata, revelaron el carácter capitalista del proceso que obviamente no era industrial, sino
agrominero exportador. La incorporación de maquinarias modernas para la explotación agrícola y el surgimiento de la
industria molinera fueron muestra de un importante fenómeno de mecanización del agro, que trataba de responder a la
demanda del mercado mundial. El capitalismo agrario de Chile no comenzó como en Europa con la expansión del
mercado interno y el desarrollo industrial, sino en estrecha relación con el mercado externo y las necesidades de las
metrópolis.
Así surgió la burguesía minera, agraria, comercial y bancaria. La estructuración de un temprano proletariado en las minas
de cobre, plata, carbón y salitre, en sectores del agro y en la industria molinera, en los puertos y en la construcción de vías
férreas fue la base que permitió la organización de numerosas huelgas y rebeliones obreras, desde las revoluciones de
1851 y 1859 hasta la huelga general de 1890, la primera de esta envergadura en América Latina
17
.
Durante la segunda mitad del siglo XIX cambió la geografía política y económica de Chile con la conquista de las
provincias de Tarapacá y Antofagasta y la incorporación de vastos territorios a la producción en la zona sur. La anexión
de las provincias salitreras de Tarapacá y Antofagasta como resultado de la guerra del Pacífico, el control de la Araucanía
en 1881 luego del aplastamiento y etnocidio de los mapuches, la colonización de Llanquihue y Magallanes, a sangre y
fuego contra los indios, produjeron un cambio significativo en la estructura económica y la fisonomía geográfica del país,
que en 1885 tenía ya un 42% de población urbana.
Los gobiernos liberales distribuyeron los ingresos fiscales en obras de infrestructura que favorecieron a los empresarios
mineros, a los terratenientes, a los banqueros y grandes comerciantes criollos y extranjeros. La política tributaria
favoreció a la burguesía en su conjunto por que no hubo impuestos directos. Los gastos públicos fueron financiados en
gran medida por los ingresos proporcionados por los derechos de exportación del salitre, que superaban el 50% del total
de las entradas del fisco
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El sistema bancario fue la expresión en el plano de las finanzas de la política del liberalismo económico. Con la
promulgación de la ley de Bancos de 1860, el Estado dejó en manos de los particulares la libre emisión de moneda, con la
única condición de que no sobrepasaran el 150% del capital efectivo o pagado.
Los bancos discriminaban las líneas de crédito en función de los intereses específicos de los sectores burgueses que
representaban. Los bancos de Edwards y de Ossa trabajaban con la minería. El Banco de Valparaíso estaba ligado al
comercio, a la agricultura y a las actividades salitreras; otorgaba créditos al "rey del salitre", Mr. J.T. North, y a otros
ingleses para la compra de los certificados salitreros que habían pertenecido al Perú y Bolivia antes de la guerra del
Pacífico. Los terratenientes promovieron la creación de los bancos de Melipilla, San Fernando, Curicó, Talca y Maule.
José Bunster creó su propio banco en la zona arrebatada a los mapuches. La burguesía minera chilena en su período de
expansión salitrera hizo fuertes inversiones en el Banco Nacional de Bolivia, el que a su vez realizaba operaciones
conjuntas con el Banco de Valparaíso.
17
Luis Vitale: Génesis de la Evolución del movimiento obrero
chileno. Universidad Central de Venezuela. Caracas, 1979, p. 22 a
la 80.
18
Luis Vitale: Interpretación Marxista de la Historia de
Chile. Tomo IV. ISP-Verlag, Frankfurt, 1976.
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