comerciales, como Waddington, Haigh, Head, Huth, Gibbs y otras. Estas casas no sólo importaban y destribuían
manufacturas europeas sino también actuaban como intermediarios en la compra de materias primas, ofreciendo créditos
a los productores para comprometerlos en la venta anticipada de su producción.
En 1858, el gobierno de Manuel Montt obtuvo un nuevo empréstito por el valor de 1.554.800 libras esterlinas, de las
cuales se recibieron sólo 1.430.416 de la Casa Paring Brothers. Este préstamo se invirtió, en parte apreciable, en la
construcción de ferrocarriles y el resto en créditos a particulares y para financiar gastos gastos de la Tesorería Fiscal,
según la Memoria de Hacienda de 1863.
Sanfuente sostiene que la participación de la Deuda Externa es elevada dentro del endeudamiento total del Estado; en el
período de 1842-60 representó en promedio el 81,4% del total. Por su parte, el peso del servicio de la deuda con el
exterior representó el 83% del servicio total, de acuerdo a los antecedentes aportados por C. Humud"
8
.
La sutil telaraña que el imperio británico tejía con los empréstitos fue captada por Benjamín Vicuña Mackenna en el siglo
XIX, al señalar: "Es en nuestro concepto, un asunto el más grave éste de los empréstitos que ha hecho de nuestra pobre
América una inmensa hipoteca a la Bolsa de Londres, y de la que son acreedores esos navíos que pasean nuestras costas
saludando como mofa nuestra bandera de deudores
"
9
.
CAPITULO II
EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO EUROPEO Y SU SISTEMA CREDITICIO
Para comprender la segunda oleada de préstamos otorgados por el capitalismo europeo en la segunda mitad del siglo
pasado a Latinoamérica y, en particular a Chile, es necesario analizar la situación de dicho capitalismo y su sistema de
créditos.
La revolución Industrial -que había impulsado el avance de la industria liviana y de bienes de consumo- dio un salto
cualitativo a mediados del siglo XIX con la industria de bienes de capital o elaboradora de maquinarias. Al mismo
tiempo, se produjo un avance significativo en los medios de comunicación y transporte terrestres y marítimos, que
permitió al capitalismo europeo colonizar el mundo, con una ideología que racionalizaba la conquista de territorios y
mercados como signos de progreso.
Esta idea de progreso, inspirada por el positivismo, cruza toda la historia occidental hasta que entra en crisis poco antes
de la Primera Guerra Mundial. Desde las sociedades por acciones hasta la filosofía, todo está permeado por la ilusión de
un progreso ininterrumpido y lineal. Sólo advirtieron la falacia aquellos novelistas apegados a la realidad, como Balzac y
Zola, o los pinceles de un Daumiere o de un Courbet.
La llamada libre competencia condujo irreversiblemente a un proceso de concentración de capital mediante la absorción
de los pequeños y medianos productores. Así se fueron configurando las características esenciales del capitalismo:
8
Ibid., p. 7. Ver Carlos Humud: "Política económica chilena
desde 1830 a 1930", en Estudios de Economía, Nº3. 1er semestre
1974. Departamento de Economía de la Universidad de Chile.
9
Benjamían Vicuña Mackenna: El ostracismo del general Don
Bernardo O'Higgins, Valparaíso, 1860.
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