latinoamericanos durante el último cuarto del siglo XIX. Hubo entonces una liquidez monetaria en Europa a partir de la
década de 1870 que estimuló la exportación de capital-dinero.
En 1880, el capital-dinero exportado por Gran Bretaña a Latinoamérica, Asia y Africa ascendía a 1.300 millones de libras
esterlinas, el de Francia a 14 millones de francos y el de Alemania a unos 5.000 millones de marcos
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Una de las causas
de esta salida de capital-dinero hacia el exterior fue la baja de la tasa de interés en Europa, que de 4,7% en la década de
1850-60 descendió a 3,3% entre 1887 y 1896
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En cambio en nuestros países latinoamericanos la banca europea
cobraba entre el 5 y el 6 por ciento de interés por los préstamos contratados.
Repercusión en América Latina
La política de empréstitos agudizó el carácter de la dependencia. este sistema crediticio permitió a las metrópolis no sólo
cobrar altos intereses, sino también presionar sobre los gobiernos latinoamericanos para obtener mayores ventajas
comerciales, so pretexto del incumplimiento de los compromisos. por eso, la historia de la deuda externa parte
consustancial de la historia de la dependencia.
Al respecto, Juan Bautista Alberdi -quien visualizaba ya en el siglo XIX las consecuencias de la creciente deuda externa-
manifestaba: "la dificultad no consiste en saber cómo pagar la deuda, sino cómo hacer para no aumentarla, para no tener
nuevas deudas, para no vivir de dinero ajeno tomado a interés. El interés de la deuda cuando es exhorbitante y absorbe la
mitad de las rentas de las entradas del tesoro, es el peor y más desastroso enemigo público. Es más temible que un
conquistador poderoso por sus ejércitos y escuadras; es el aliado natural del conquistador extranjero (...) La América del
Sur, mancipada de España, gime bajo el yugo de su deuda pública: San Martín y Bolívar le dieron la independencia, los
imitadores modernos de esos modelos le han puesto bajo el yugo de Londres"
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.
El Estado tuvo que recurrir para financiar sus gastos a los empréstitos extranjeros a sus derechos de exportación, ya que
las diversas fracciones de la clase dominante criolla eran renuentes al pago de impuestos directos. El capitalismo primario
exportador de América Latina dependía básicamente del mercado exterior y de los créditos extranjeros, fenómeno que
condicionaron una dependencia de carácter estructural. Se han estudiado las diferentes modalidades que adoptó el
proceso de dependencia dando, como es obvio, importancia a las relaciones de subordinación que tenía la economía
primaria exportadora del mercado mundial. Pero ha sido escasamente abordada la importancia que tuvieron los
empréstitos extranjeros y la consiguiente deuda externa en el reforzamiento de las relaciones de dependencia. Ambos
procesos estuvieron íntimamente ligados, condicionándose recíprocamente y bloqueando las posibilidades de un
despegue industrial que era factible en aquel tiempo todavía no imperialista, como lo demostró el Japón de los Meiji.
Las fracciones de la burguesía criolla no fueron en todo caso afectadas por el fenómeno inflacionista que generó la deuda
externa y la especulación financiera. Compraron a du debido tiempo la moneda fuerte de la época -el oro- como hoy
acaparara dólares. Así, América Latina hizo una nueva "contribución" al proceso de acumulación capitalista mundial
mediante las ganancias aportadas por los mecanismos financieros internacionales de la deuda externa, por los bajos
precios de las materias primas y por la compra de artículos manufacturados a precios recargados.
La burguesía criolla derrochó parte de la plusvalía extraída a los trabajadores, campesinos, indígenas y esclavos negros,
en viajes a Europa, en la construcción de mansiones y en la compra de artículos suntuarios. Sus palacios pretendían imitar
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Samir Amin: La acumulación a escala mundial. Ed. Siglo XXI,
Buenos Aires, 1975.
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Rudolf Hilferding: El Capital Financiero. La Habana. 1971.
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Juan Bautista Alberdi: Escritos Económicos. Ed. La Facultad.
Buenos Aires, 1920, p. 407.
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