CAPITULO I
LOS ORIGENES DEL ENDEUDAMIENTO
La primera mitad del siglo XIX se caracterizó por un aceleramiento del período de transición al capitalismo, por la
gestación del Estado nacional y por el comienzo de un nuevo tipo de dependencia. Limitado el proceso de liberación a la
dependencia. Roto el nexo colonial con España, la clase dominante criolla necesitaba otros mercados para la colocación
de sus productos agropecuarios y mineros. Los encontró en las metrópolis europeas, en pleno avance industrial. Para
asegurar mejores precios y mayor demanda plasmó un pacto neocolonial por el cual se comprometió a permitir la entrada
indiscriminada de manufactura extranjera.
La división internacional del capital-trabajo agudizó el proceso de dependencia porque en el reparto mundial impuesto
por las grandes potencias, a nuestros países latinoamericanos les correspondió jugar el papel de meros abastecedores de
materias primas básicas y de importadores de productos industriales.
La demanda del mercado internacional permitió un cierto desarrollo del capitalismo primario exportador chileno, pero
dialécticamente reforzó los lazos de dependencia. Durante la primera mitad del siglo XIX y parte de la segunda, Chile
pudo conservar sus riquezas nacionales porque el desarrollo capitalista europeo no se fundamentaba todavía en la
inversión de capital financiero en las zonas periféricas, sino en sus propias naciones.
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