385
Si nos detenemos acá, bien podríamos concebir como acertada la idea
proclamada por Derrida, de que el nacimiento de la antropología coincide
con la experiencia del descentramiento. Sin embargo, estimo, esta con-
clusión es equivocada, y ello no solo porque se pueda argüir -como de
hecho se puede- que la teoría deAustin no tenía en realidad pretensiones
deuniversalidad -después de todo, elmismoAustindistinguía entre
political
y
natural societies,
entendiendo que su análisis solo se aplicaba a las
primeras (Austin, 2001[1832]: 177 y ss.)-. Por más que ingenuamente se
pudiese esperar queMaine "opusiera la irreductible riqueza y diversidad
de la historia a la simplicidadmonádica de esta idea austiniana de la ley"
(Fizpatrick, 1998: 151), lo cierto es que en su obra dicha contraposición
se ve diluida en un evolucionismo legal de corte spenceriano
4
, que otorga
una prioridad epistémica a la jurisprudencia analítica por sobre las formas
jurídicas de otras sociedades. Para el discípulo de la "escuela histórica"
-y quizás para la "escuela histórica" en general- los componentes del siste-
ma deAustin concordaban "exactamente con los hechos cuando se trata
de una jurisprudencia llegada á lamadurez", y cuantomás nos adentramos
en la historia primitiva del pensamiento, más lejos nos vemos de esta con-
cepción del derecho (Maine, 1993[1861]: 17). Como se explica en su
Ancient Law
,Maine creía en la evolución lineal, aunque no inexorable, de
las sociedades; así, decía, en la marcha del progreso algunas sociedades
se estancarían, abriéndose la clasificación entre sociedades estacionarias
y progresivas. En estas últimas, el movimiento de cambio sería uniforme,
avanzando en el sentido de la emancipación del individuo respecto del
grupo, un paso que llamó "del estado [
status
] al contrato" (Maine,
1993[1861]: 118).Ysi bien en algunas ocasionesMaine restringe su teo-
ría evolucionista solo a la rama indoeuropea o aria
5
, en realidad encontra-
ba inconcebible que las sociedades se pudiesen desarrollar por sendas
distintas, sin seguir lasmismas etapas que describía (Elliot, 1985: 45). De
esta forma, Maine reconcilia ambos tipos de jurisprudencia
(
jurisprudence
), histórica y analítica, en aquel mitomoderno del progre-
so, en donde la historia de la humanidad se entiende -nos dice Fitzpatrick-