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sea sistemáticamente e históricamente contemporánea de la destruc-
ción de la historia de la metafísica (Derrida, 1989: 388).
Puede parecer un contrasentido, pero quisiera pecar de literalista y
servirme de esta aseveración de Derrida para comenzar a desarrollar las
sucintas disquisiciones que seguirán a continuación. Para ello, comenzaré
analizando la relación de la antropología con el derecho y el etnocen-
trismo en el momento de su génesis formal en el siglo XIX, para luego
sostener, a partir del ejemplo de la pericia antropológica, el cómo en la
actualidad -e independiente del relativismo que la pudiese impregnar co-
mo subsistema- la antropología sigue cumpliendo una función similar a la
desempeñada en el colonialismo decimonónico. Terminaré sugiriendo otra
forma de relación posible entre derecho y antropología, la que, sin preten-
der escapar a la estructura hegemónica que rige las relaciones interétnicas,
creoque contribuiría a lograrmayor justicia en las relaciones interculturales.
II. Colonialismo, derecho y antropología
Más allá de la lúcida lectura que Derrida desarrolla a partir de la obra
de Lévi-Strauss, respecto a la utilización de los elementos de la propia
episteme
que se quiere deconstruir y de las "dos interpretaciones de la
interpretación" (Derrida, 1989: 399) que existen, me parece que su punto
de partida no es del todo exacto.
Me explico. Es sabido que la perspectiva antropológica se planteó
desde un principio en torno a la figura del "otro" (Derrida, 1989: 399). Sin
embargo -valga la obviedad- el hechomismo de la diversidad, de la dife-
rencia, siempre ha existido; "es el punto de partida, es la constatación
inicial, es, al mismo tiempo, insoslayable, indesmentible", como explica
Santos Herceg
2
. Una cuestión distinta, claro, es la valoración que de esta
se hace en la construcción de un modelo político, de una ética, en fin, de
una ciencia. Una sucintamirada a los orígenes formales de la antropología
puede mostrar que en -o mejor, "desde"- sus inicios, esta se planteó di-