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Conclusión

Colocando en términos más claros, las sociedades latinoamericanas

sonmúltiples y complejas, formadas por muchos pueblos y comunidades

diferenciadas conmayor omenor grado de integración y relación con los

Estados nacionales. Los Estados nacionales construyeron una ficción de

que todas las personas estarían integradas individualmente como ciuda-

danos o sujetos individuales de derechos, negando así el reconocimiento

de los grupos, pueblos y comunidades que, a pesar de este desconoci-

miento, continúan existiendo. El derecho se ocupó siempre de esta ficción

y, por lo tanto, desconoció la existencia de los pueblos. LaAntropología

se ocupó siempre de los pueblos, despreocupándose de los derechos

nacionales que poco tenían que ver con los pueblos originarios salvo en

calidad de genocida.

Ocurre que a fines del sigloXX el derecho enAmérica Latina se abrió

al reconocimiento de los pueblos originarios y sus derechos colectivos, y

aunque con poca eficacia, su naturaleza de sujetos colectivos de derecho.

Entonces surge para el derecho una necesidad imperiosa, de valerse de

los métodos e instrumentales antropológicos para entender este nuevo

sujeto reconocido, ya que no pueden ser integrados en los códigos de

forma uniforme, porque al final cada pueblo es único, no admitiéndose

generalizaciones que proporcionen una "igualdad" entre ellos.

Por otro lado, al ser reconocidos como sujetos de derechos, estos

pueblos pasaron a tener, queriendo o no, sabiendo o no, una relación con

los Estados nacionales y su derecho. Entonces surge para la antropología

unanecesidad imperiosade conocer, interpretar y relacionarse conelmundo

de las normas "inventadas" por los Estados nacionales, precisando del

método e instrumentales generalmente retóricos del Derecho.