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extraño e inexplicable para los padrones culturales del sistema jurídico

dominante (Morales, 2004), permitiendomostrar las creencias indígenas

como un "mundo posible" frente a los ojos del juez. Esto, lo ha explicado

Sánchez Botero, va de la mano de una nueva teoría de la verdad en don-

de, a partir de una lógica multideductiva, pueden coexistir epistemoló-

gicamente realidades diferentes:

Así, juzgar que dios no es hombre puede ser [una proposición] verda-

dera en un determinadomundo cultural y de creencias, donde existen

referentes para caracterizar a un dios de determinada manera y por lo

tanto sea imposible de hacerse hombre, lo que representa un punto de

mira para reconocer lo que se supone verdadero. Si se configura un

referente distinto que hace que dios hecho hombre no sea expresión

de falso, inconsistente, y mucho menos de debilidad, significa que el

punto de mira para reconocer lo que se supone verdadero es otro. Si

este punto demira es la posibilidad de valorar la existencia de ideas no

consistentes, las creencias inconsistentes como dios hecho hombre

pueden ser aceptadas como verdaderas, para un mundo específico

(Sánchez Botero, 2006: 296).

Bajo este contexto, decía, se puede considerar que justamente -ahora

sí- la antropología operaría desde la lógica del descentramiento de la cul-

tura occidental de la que hablabaDerrida. Sin desmerecer lo importante y

necesaria que es esta forma de relación entre la antropología y el derecho

para lograr fines de justicia intercultural -"[a]poyar la toma de decisiones

de los jueces y defensores", dice al respecto Sánchez Botero, "es apoyar

no solamente un juicio enriquecido con otros saberes (...) sino la posibili-

dad de vivir en una sociedad un poco más plural y más justa" (Sánchez

Botero, 2010a: 342)- estimo que en la

praxis

sigue reproduciendo la

escena colonial que trata de erradicar.

Para intentar sostener esta aseveración, partiré recordando un caso en

la Región de laAraucanía, en donde un individuo indígena -mapuche, por