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Hay, entonces, dentro del mismo círculo metafísico/etnocéntrico, dos
maneras de insertarse en él, dos interpretaciones de la interpretación.
Sin identificar necesariamente dicha dualidad con la que en ciertama-
nera estoy postulando, la lógica es sin duda similar: por más que la acción
de un sujeto dentro del sistema jurídico occidental implique siempre la
reproducción del discurso de dominación occidental, no es indiferente el
cómo se realiza dicha acción. "Lo decisivo -señalaba Heidegger respecto
del círculo hermenéutico- no es salir del círculo, sino entrar en él de forma
correcta" (Heidegger, 2005[1927]: 176). En este sentido, aun conside-
rando la estructura básica e inerradicable -al menos no jurídicamente- de
dominación, existe otra forma -que podríamos caracterizar como "espe-
cular"- en que la antropología puede relacionarse con el derecho, y que
podría contribuir de manera distinta a aumentar la autonomía de los pue-
blos indígenas en las sociedadesmulticulturales.
Michel Houellebecq, en su novela
Plataforma
, escribe una frase que
siempreme ha llamado la atención: "Uno cobra conciencia de sí mismo en
su relación con el prójimo; y por eso la relación con el prójimo es insopor-
table" (Houellebecq, 2006: 83). La peculiaridad de esta cita estriba, creo,
en que insinúa que aquel típico gesto de aversión hacia la otredad -el
desprecio etnocentrista de lo bárbaro-, no va dado, como se podría pen-
sar, por la "diferencia" que de esta emana y que puede resultar exótica,
salvaje o incluso grotesca; al contrario, lo que haría insoportable al próji-
mo es su función
especular
, el "hacernos conscientes de nosotros mis-
mos"
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, de nuestra contingencia, arrogancia ymezquindad. Esta presencia
del prójimo y la experiencia de autoconciencia que trae aparejada, articu-
la el imperativo de la "des-fundación" de una narrativa que ha acompaña-
do por siglos al pensamiento occidental, cual es, el
concebirse -
un conce-
birse no enteramente consciente por lo demás- centro del resto de todas
las culturas y tradiciones. Yes que si, como decía Baudelaire, el mejor
truco del diablo fue convencer a todos de que no existía, y si es este el
juego que viene jugando Occidente desde la modernidad
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, entonces es