Oriente medio : una eterna encrucijada - page 146

Gilberto Aranda y Luis Palma
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organización que agrupaba a dos mil filiales que a su vez reunían 350 mil
adeptos, escogió como su nuevo líder a un moderado; Hasan Ismail al-
Hudaibi. No obstante, este dirigente no pudo contener al ala dura del
movimiento que actuó en forma virulenta, sin notar el cambio en el esce-
nario político egipcio. La constelación del poder en Egipto experimentó
una relevante transformación con la llegada al poder de los Oficiales Li-
bres en 1952, hecho que sin embargo no alteró el análisis islamista. Origi-
nalmente, el nuevo grupo al frente del Estado no era hostil al Islam. A
menudo utilizaba la retórica islámica para persuadir a las masas de la
singularidad, diferenciada de Occidente, del nuevo movimiento político
social encarnado por Gammal Abdel Nasser.
Lo anterior se explicaba por la lectura de nuevos teóricos entre los
cultores más radicales del movimiento islamista. De particular influencia
fue la obra del intelectual y periodista paquistaní Abdul Ala al-Mawdudi,
que comenzó a ser difundida en Egipto hacia 1951. Imbuido en un pensa-
miento conspiracionista, Al Mawdudi enfatizó el cercamiento del Islam
por parte de Occidente. Sobre la doctrina de la soberanía de Dios, Mawdudi
avanzó sobre la tradicional reflexión acerca de la Jihad, hasta interpretar-
la como un llamado a transformar las condiciones políticas para comen-
zar un cambio social en bien del género humano. Uno de los egipcios más
impresionados por las consecuencias del discurso de Mawdudi fue Sayyid
Qutb, quien se había unido a los Hermanos Musulmanes desde 1953.
Como muchos otros, fue encarcelado en 1954 donde tomó contacto con la
obra de Mawdudi. Las duras condiciones punitivas impuestas sobre los
prisioneros islamistas confinados a campos de concentración por el nuevo
régimen de Nasser, quien había declarado previamente proscrito al movi-
miento de los Hermanos Musulmanes, generaron una opción radical en
Qutb. En adelante, Sayyid Qutb fue reacio a prestar cualquier legitimidad
al régimen de Nasser o siquiera entrar en cualquier tipo de compromiso.
Durante los cincuenta y sesenta Qutb ejerció una gran influencia sobre
los islamistas radicales descontentos con las opciones más moderadas de
la dirigencia. Qutb concibió a la Jihad en términos de lucha armada de-
fensiva en contra de la penetración de valores y costumbres externas, ejer-
ciendo un liderazgo sin contrapeso en la sociedad islamista sumida en la
clandestinidad. Desde dicha posición sobrevino un giro discursivo en el
paradigma ideológico de una organización que gradualmente presentaba
síntomas de militarización. Según Qutb la comunidad islámica constituía
una unidad única e indivisible, por lo que cualquier intervención externa
para atomizarla constituía un acto lesivo a la voluntad de Dios que debía
ser repelido por la Jihad de los musulmanes contra sus adversarios y
apóstatas.
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