DEL
TERRITORIO
(O
ejercita
duramente
un
derecho
que
es
de
suyo demasiado
rigo
roso:
que
su
conducta
respecto
de la
navegacin
del San
Lo
renzo
est
en
flagrante
i
poco
honrosa inconsecuencia
con
la
que
habia
adojitado
respecto
del
Misisipi.
A
pretexto
de que
poseia
el
peepueo
espacio
en
que
tenia
su
nacimiento
el Misi-
sipi,
reclamaba
el derecho
de
navegar
todo
el
volumen
de
sus
aguas, i
ahora
alegando
piertenecerle
ambas
riberas del
San
Lorenzo
donde
este
rio
desemboca
en
el
mar,
rehusa
a
los
Es
tados
Unidos
el
derecho de
navegarle;
sin
embargo
do que
la
mitad de
las
aguas
de los
lagos Ontario, Eric,
Hurn
i
Supe
rior,
i
todo
el
lago
Michigan,
por los cuales
corre
el
rio,
son
propiedad
de los Estados
Unidos.
No
podemos
menos cpue expresar la
esjieranza de cjue
este
summum
jus,
que
en
este
caso se
aproxima
a
summa
inju
ria,
sea
voluntariamente
abandonado
por la
Gran
Bretaa;
i
jiarece
haber
tambin bastante
razn
para
prometernos
que los
estados
del
Paraguai, Bolivia,
Buenos Aires
i
el
Brasil,
proce
diendo
sobre
iguales
jirincipios,
abrirn el
rio
Paran
a
la
na
vegacin
del mundo.*
Tal
era
el
estado
de
cosas en
1854,
cuando Phillimore
daba
a
luz
el
tomo
I
de
su
imjiortante
obra.
Pero
tardaron
poco
en
realizarse
sus
esperanzas,
en
cuanto
a
la
apertura
del
caudalo
so
rio
San
Lorenzo,
a
que
accedi
por
fin,
i
con
suma
liberali
dad,
la Gran
Bretaa,
gozando
as el mundo
entero
el
benefi
cio
de
este
gran
canal de
comercio.
As lo
anuncia
Phillimore
en
el
prefacio
de
su
tomo
III
(1
857),
apuntando
al
mismo
tiem-
jio
otras
pilausibles
innovaciones. La
libre
navegacin
del
Da
nubio,
asegurada
por el tratado de
Paris
(1856),
coloca
este
magnfico
caudal de
aguas
bajo
el
mismo
rjimen
a
que
por
el
tratado
de Viena
(1815)
estaban
sujetos
otros
de los
princi
pales
rios de
Europa;
i
por
una
convencin
entre
el
Austria,
Parina
i
Mdena,
se
hizo
mas
expedita
la
navegacin
del
Po.
*
Phillimore,
tomo
II,
pajinas
182
i
siguientes.
1...,99,100,101,102,103,104,105,106,107,108 110,111,112,113,114,115,116,117,118,119,...637