Página 102 - Obras completas de don Andrés Bello: Volumen X : Derecho internacional
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DERECHO INTERNACIONAL
rio
no
sufren
mudanza
alguna
por la
aluvin;
las
tierras
in
sensiblemente
invadidas
por las
aguas,
se
pierden
para
el
uno
de los
riberanos,
i
las que el
agua
abandona
en
la ribera
opuesta,
acrecen
al
dominio del
otro.
Pero,
si
pior
algn
acci
dente natural el
agua
que
separaba
dos estados
se
entrase
re-
pientinamente
en
las
tierras
de
uno
de
ellos,
pertenecera
desde
entonces
al
estado cuyo suelo ocupase,
i
el
lecho
o
cauce
aban
donado
no
variara
de
dueo.*
No
es
lcito
hacer
a
la
mrjen
de
un
rio
ninguna
obra que
propenda
a
mudar
su
corriente
con
perjuicio
de
otro
estado.
3
El
territorio
es
la
mas
inviolable de las
propiedades
naciona
les,
como
que
sin
esta
inviolabilidad
las
personas
i
los
bienes
pblicos
i
particulares
correran
peligro
a
cada
paso.
De
dos
modos
puede
violarse el
territorio
ajeno:
ocupndolo
con
nimo
de retenerlo
i
seorearlo,
o
usando
de
l
contra
la
voluntad
de
su
dueo
i
contra
las
reglas
del derecho
de
jentes.
Los
estados ambiciosos
suelen
valerse de diferentes
pretex
tos
para
apoderarse
del territorio
ajeno:
el
mas
ordinario
i
especioso
es
el de la
seguridad propiia,
cpue
pieligra,
segn
ellos
dicen,
si
no
toman
estos
o
aquellos
lmites
naturales,
que
los
protejan
contra
una
invasin
extranjera.
Esta
es
una
ele
las
formas que
ha
solido
tomar
el
alegado
derecho
de
necesidad,
i
cjue
no
ha
sido
una
de las
menos
frtiles
en
usurpaciones
es
candalosas.
Pero
conceder
a
los
estados
un
derecho
tan
indefi
nido,
sera
lo mismo
que
autorizarlos para
despojarse
arbitra
riamente
unos
a
otros;
i
en
vez
de
cimentar
la paz,
ninguna
regla
sera
mas
fecunda de discordias
i
guerras.
Debemos
ademas
abstenernos de todo
uso
lejtimo
del
te
rritorio
ajeno.
Por
consiguiente,
no
se
puede,
sin
hacer
injuria
al
soberano,
entrar
a mano
armada
en sus
tierras,
aunque
sea
para
perseguir
a un
enemigo
o
para
prender
a un
delincuente.
Toda
nacin
cjue
no
quisiese
dejarse
hollar,
mirara
semejante
conducta
como un
grave
insulto,
i
no
haria
mas
que
defender
*
Grocio,
De Jure Bclli
et
Pacis,
libro
II,
captulo
3,
16,
17.
