Palabra Pública:
Para terminar ¿cuáles son las pers-
pectivas que ustedes ven de cambios de fondo hacia
una educación no sexista, por ejemplo a través del lla-
mado proceso constituyente?
Carla Peñaloza:
Siempre peco de optimista. Creo
que pese a todas las dificultades que atraviesa el país,
el quehacer político y lo público en general, hay ele-
mentos para tener ciertas esperanzas de cómo se po-
sicionan ciertos debates. Sin duda uno bien potente
es la manifestación “Ni una menos”. Hace cinco o
dos años no nos imaginábamos esa gran cantidad
de personas manifestándose contra la violencia de
género. Y esto tiene que ver también con las AFP, la
educación pública, etcétera.
Participé en un grupo por la asamblea constituyen-
te y fue uno de los debates interesantes: cuando una
traza los derechos que deberían estar planteados en
la Constitución, aparece el de la igualdad de género,
pero aparece también el de la igualdad a secas. Y ahí
se produce el debate, y es complejo convencer al res-
to de que hay que hacer una especificación particular
cuando se trata del género.
María Elena Acuña:
Pienso que como universidad
el primer tema que deberíamos estar preocupados
de instalar en el debate constitucional, es el de la
autonomía universitaria. Vivimos recientemente un
episodio bien escandaloso con (la destitución de la
rectora) Roxana Pey.
En la Constitución al menos tendría que haber alguna
idea de la equidad de género, del respeto por la vida
de las mujeres, y tendrían que consagrarse los derechos
sexuales y reproductivos de manera constitucional; ese
es el piso mínimo de lo que estamos hablando.
¿Cuál es el problema? Que este tema, en el debate a
nivel institucional, está dominado por instituciones
que se llaman feministas liberales, que son en el fondo
los discursos feministas o los planteamientos feminis-
tas de la igualdad en lo formal.
Patricia Soto:
La crisis de las instituciones es una cues-
tión a nivel global, para qué decir de la escuela. Respecto
a la violencia de género, creo que sería súper importante
que la escuela, así como está tratando de incorporar el
tema sexualidad, debiera crear actividades prácticas para
incorporar a los varones a la equidad en las tareas do-
mésticas y de crianza. Ahí entonces me distanciaría de
la idea de poner solamente a la mujer como centro de
preocupación, porque puede estar ocurriendo, como
dicen algunos teóricos, que las mujeres están cada vez
avanzando más, liberándose, y los hombres están que-
dando atrás.
La crisis que está significando el neoliberalismo en Chile
está estallando por todos lados y nos supera. Vivimos
una crisis institucional, que es de alguna manera, aun-
que a otro nivel y otra forma, la misma que se vive en
México, y ha tenido como consecuencia un aumento
salvaje, impensable de violencia contra las mujeres, la
gente pobre y los emigrantes.
Carla Peñaloza:
Efectivamente, no podemos entender
la violencia de género sólo como un tema aislado de
la sociedad. También debemos analizar qué otros fe-
nómenos hacen que tengamos una sociedad cada vez
más violenta, donde la gente cada vez importa menos.
Y también tiene que ver con un aspecto que en parti-
cular en Chile no hemos tratado del todo bien, que es
vivir y saber vivir en una cultura de derechos huma-
nos, donde sepamos resolver sin violencia nuestras di-
ferencias. Es una tarea que tenemos pendiente como
sociedad, en la medida que justamente no queremos
mirar lo que ya nos pasó.
Hay que analizarlo en ese contexto, y en el con-
texto de un modelo económico cada vez más feroz
contra las personas.
“No debe haber establecimientos segregados, pero tampoco me
parece fácil la conversión del Instituto Nacional en mixto, por la
densidad cultural de sus prácticas, de su formación, de la narrativa
que ahí se instala, que es tanto de clase como de género, de la
formación de un prohombre para la patria, por así decirlo”, señala
María Elena Acuña.
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Dossier / Nº3 2016 / P.P.