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AUDIENCIAS VOLÁTILES TELEVISIÓN, FICCIÓN Y EDUCACIÓN
LA PANTALLA MADRE Y SUS POLÉMICOS HIJOS: REALITIES, DOCURREALITIES Y SERIES /
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última.
\ Individualidad vs. sociabilidad
El ciclo de vida en que se encuentren las personas -como podemos ver en las líneas previas-es
un factor que modificará la relación que se establezca con las pantallas, fundamentalmente si
se tiene familia e hijos pequeños y, esta situación, aunque afecta a hombres y mujeres, es más
sentida por ellas. Por la división del trabajo que existe suelen ser las mujeres las que pasan más
tiempo en el hogar o trabajan en él, por lo cual, su esfera privada es una esfera productiva en la
que suele ser más complejo contar con un tiempo de ocio o un tiempo para sí.
Aunque a partir de 1973, la participación laboral femenina aumenta en forma persistente -de un
24% a un 40% el 2002-, éstas son “evidencias contundentes [que] muestran que las mujeres son
aún las principales responsables del trabajo doméstico […]. Después de un siglo y medio, las
mujeres han logrado ampliar sus oportunidades pero su rol de esposa-madre-cuidadora parece
permanecer incólume” (Godoy y Díaz, 2013, p. 31).
La socialización previa, aunque menos notoria en las primeras etapas de desarrollo en el país,
empieza a hacer evidentes las diferencias de género, que se manifestarán con más fuerza
precisamente en la fase reproductiva y de crianza (que en esta investigación queda establecida
entre los 25 y 49 años). Así se ha definido la socialización como “el aprendizaje de las maneras
de llegar a ser un miembro funcional de la sociedad”, pero está claro que en todas las sociedades
se da este proceso y, por esa misma razón, éste es un concepto indiferente cuando se lo aplica a
cualquier proceso social y cultural particular (Williams, 2011, p. 154)
Veamos a continuación algunas de las distinciones que hemos detectado en el proceso de análisis
de las entrevistas realizadas:
Ya entre los 13 y 17 años es posible corroborar la existencia de una valoración diferenciada sobre
el tiempo de ocio entre hombres y mujeres, puesto que estas últimas, sin importar el segmento
socioeconómico en el que se encuentren, tienden a privilegiar otro tipo de actividades antes
que el consumo de televisión y cuando ven televisión el pretexto es que “aprenden” algo, es
decir, autojustifican su consumo. Los hombres en tanto no necesitan explicar las razones de sus
preferencias, indican simplemente que es porque les gusta y entretiene.
En el segmento etario de los 25 a los 34 años, no existen diferencias de género notorias en el tiempo
destinado a ver televisión aunque sí en relación a los programas que eligen. Las diferencias,
como ya lo habíamos adelantado, se hacen evidentes en el segmento de los 35 a los 49 años.
En este tramo etario los hombres intentan controlar más su consumo de televisión y, en gran
medida, justificarlo. Las mujeres ya lo asumen sin culpas, es decir no se autojustifican. En estas
respuestas está operando el sentido común que tiende a asociar la práctica de ver televisión sobre
todo con las mujeres. Aunque esto está cambiando, pues “las cifras generan nuevas evidencias
como el hecho de que cada vez más hombres ven la televisión. Las mujeres continúan a la cabeza