Las huaneras de Mejillones - page 35

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hecha a la lijera i de un modo tal que no podrá formarse completa idea de los
inmensos sacrificios de los descubridores, de los azares de su empresa, de su
valor: para luchar con la contraria suerte, de su constancia en el trabajo i de su
resignacion en el sufrimiento, cosas todas que solo estimará quien conozca el
lugar en que su actividad se ejercía; puede ya juzgarse si ha procedido con esme-
rado acierto; puede resolverse si los que por premio de sus sacrificios sufrieron
la pérdida del copioso fruto de sus trabajos, merecen una indemnizacion por sus
perjuicios; si los que han abierto para la República una copiosa i duradera fuen-
te de riqueza, por tantos siglos ignorada, son acreedores a una gracia nacional.
Creemos no engañarnos al asentar que de los hechos espuestos se desprenden
lójicamente esas consecuencias, i que la opinion que se ha pronunciado, no es
uno de esos movimientos jenerosos pero a la vez pasajeros, sino el fruto de la
meditacion i de la leal justicia.
Pasaremos sin embargo mas adelante Deseamos manifestar que la in-
demnizacion tiene un fundamento estricto en la lei, i vamos a ocuparnos de este
punto.
Al entrar en él, declaramos con cabal franqueza que no es nuestro animo
herir susceptibilidad alguna ni mancillar en lo mas mínimo, cosa por otra parte
imposible, la alta reputacion de nuestros funcionarios, timbre de honor de la Re-
pública. Creemos que el Supremo Gobierno, al suspender la esplotacion i negar
licencias para nuevos cargamentos, ha procedido impulsado por un verdadero
celo en favor de los intereses del Fisco. La propia riqueza del descubrimiento
ha sido para los descubridores la causa mas fuerte i poderosa de su ruina. En
presencia de ella el Supremo Gobierno, palpándola, apreciándola en su inmensa
latitud, ha querido entregarla al erario únicamente, sin dar participacion a la
industria privada, ni aun a quien esa ofrenda le hacia. Pero su celo ha sido exaje-
rado, las providencias que espidió para llenar su proposito estan basadas en una
interpretacion errónea de la Ordenanza. Todo esto trataremos de probarlo; mas
ahí acaban nuestra mision i nuestros deseos.
XVII
Ante todo, i esto ha de tenerse mui presente, los descubridores, no de-
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