Idealismo e imperialismo en la política exterior de estados Unidos - page 46

sidente a conducir los programas de ayuda exterior de una manera
tal que evite la identificación de los EE. UU. con gobiernos que des–
conocen a sus pueblos aquellos Derechos Humanos internacionalmente
reconocidos. Por ejemplo, en los años 1975 y 1977 la ayuda exterior
económica y militar fue manejada de acuerdo a este criterio del Con.
greso, sin tener el Ejecutivo suficiente capacidad para implementar una
política más global y coherente.
Según sus datos, en términos absolutos, la ayuda militar a Brasil, en
1977, fue de US$ 60 millones, el equivalente al 33% de toda la ayuda
militar a América Latina. Otro ejemplo, demuestra que existe una co–
rrelación estrecha y positiva entre países que reciben ayuda externa
y
simultáneamente violaban los Derechos Humanos. Incluso siete paí–
ses que tenían un mejor récord de respeto a los Derechos Humanos
recibían menos ayuda que los 16 restantes con un record más defi.
ciente. En el campo de la ayuda militar entre 1975 y 1977, EE. UU.
favoreció a tres regímenes que violaban los Derechos Humanos. Aque.
llos que no recurrían a métodos policíacos para reprimir, casi no re.
cibieron ayuda militar. Ninguno de los diez países menos represivos
recibió más ayuda militar que su contraparte formada por otros diez
países. Antes de Carter, en 1976, Argentina y Brasil recibieron el 56%
de toda la ayuda militar hacia América Latina.
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En general la ayuda económica de EE. UU. ha sido distribuida en
los países más necesitados, pero en casos de países igualmente pobres
esa ayuda ha sido par.a gobiernos que violan más los Derechos Huma–
nos. Estas conclusiones, demuestran con hechos lo que afirmábamos
al
comienzo de este ensayo: no existe aún "una" política realista, glo.
bal y coherente en materia de Derechos Humanos ni antes ni durante
la Administración Cartero Sólo existen principios, ciertas declaraciones
y
éxitos, junto a acciones ¡aisladas a veces discriminatorias, con moral
selectiva e incoherentes. Se pretendió que con intenciones se podía
cambiar el mundo rápidamente; desgraciadamente, como señaló Stanley
Hoffman en Foreign Policy (29/77.78), se trató de "un infierno de
buenas intenciones".
Es probable que la nueva Oficina de Derechos Humanos y Asuntos
Humanitarios y el Grupo de "Warren Cristopher" podrán enmendar
estas buenas intenciones en el futuro para transformarlas en una estra.
tegia política de los Estados Unidos.
De hecho, para 1979, la ayuda militar se ha reducido a su punto
más baJo desde 1970 y la ayuda económica se reorienta a aquellos paí-
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Schoultz, op. cit. Sobre ayuda económica, las opmlOnes de los gl1l–
pos siguen contrapuestos entre poUticos
y
diplomáticos; por ejemplo,
ver Tom Harkin, "Los Dereehos Humanos son lo Primero"
y
Edwin
Mar–
tin,
"La
Ayuda
ante
todo", en Perspectivas Económicas N9 23, 1978,
pp. 28·37 (U. S.
I.
A.).
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1...,36,37,38,39,40,41,42,43,44,45 47,48,49,50,51,52,53,54
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