Idealismo e imperialismo en la política exterior de estados Unidos - page 51

que eviten su desborde imperial en el extranjero, y evitando que
aumente su represión interna. En este sentido, la suspensión de venta
de grano a cambio de un Vietnam' o una Cuba no intervencionista, es
una política que dífícilmente concilia los Derechos Humanos con los
intereses de la seguridad nacional e internacionaL
En la comunidad internacional, mientras sigan los Estados, el prin–
cipio de la autodeterminación y la no intervención siguen siendo
válidos a pesar de que algunos países se crean los poseedores de ver.
dades absolutas. Desde otro punto de vista positivo y político, los
países de América Latina y los EE. UU. en el fondo tienen una gran
convergencia en el campo de los Derechos Humanos y la democracia,
como principios para una alianza sólida y estable. Sin embargo, en la
puesta en marcha de estos principios tan venerados como Dios
y
la
Patria, es necesario encontrar una política no imperial, realista, global
y coherente para su aplicación. Hasta
el
momento no se ha producido
esa política ni en América Latina ni en los Estados Unidos. Mucho
menos en el bloque de la URSS y otros países del Tercer Mundo.
Las perspectivas futuras
EÍ debate debe entonces salir de los "lobbies" y jardines de la Casa
Blanca y
el
Congr·eso; debe ir más allá de Ginebra y Nueva York para
trasladarse a todos aquellos grupos, pueblos
y
lugares donde existe una
inquietud y convergencia en
el
campo de estos principios, pero donde
permanecen diferencias sobre las estrategias y tácticas para' máteriali.
zar estos ideales. Es el momento de vaciar las intenciones en acuerdos
políticos, para lo cual la consulta
y
el consenso son piezas daves.
. De un debate en igualdad, multinacional, multiideológico, multi.
cultúral e integral es probable que salga una política de Derechos Hu.
manos que vaya más allá de cualquier "destino manifiesto" de una
ideología o bloque, para convertirse en el "Destino Manifiesto de la
Humanidad", sin arrogancia, neocolonialismo ni intervención.
'La desviación del idealismo puede caer en la "arrogancia" de un
neoimpedalismo. Para poner atajo
<a
esta "tentación imperial" es mejor
ampliar el círculo donde se debate el problema de los Derechos Hu–
manos. No ayuda a los Derechos Humanos una actitud de condena,
maniquea, de sanción o un paternalismo protectivo e intervencionista.
Lo que ayuda es un diálogo entre todos los pueblos, ideologías
y
cul–
turas, sean éstos capitalistas o no capitalistas, con el fin de buscar nue–
vas· formas de convivencia en el planeta. Estos derechos deben permi.
tir:
a) La satisfacción de las necesidades básicas del hombre. b) Una
protección y garantía contra las violaciones a la integridad física por
parte de los gobiernos. e) Una garantía a la participación en la so–
ciedad. d) Un seguro para crear un ambiente en el cual gobernante
y
gobernados puedan fijar sus esferas de influencia
y
sus deberes
y
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