La fe sólida del pueblo americano en su· revolución descoloniza–
dora, en que todos los hombres son iguales y tienen igualdad de
oportunidades, es parte de la más querida tradición política de los
norteamericanos. Por esta razón a veces l:as nuevas políticas de De–
rechos Humanos tienen algo en común con el "destino manifiesto",
en el sentido que crean un sentimiento y una· fe en favor de la
ex~
pansión de un neoliberalismo, aunque este espíritu no sea capaz de
determinar todas las decisiones gubernamentales.
A diferencia del "destino manifiesto" del siglo XIX, a fines del
siglo
xx
esta vocación es el fruto de una "crisis del espíritu", de
inseguridad interna y de escepticismo sobre la capacidad de perfecti–
bilidad que tienen las sociedades humanas. El ruadro internacional de
creciente posibilidad de una tercera guerra mundial agrega otro matiz
de drama a la actual situación.
.
El autoritarismo y militarismo ya no sólo se perfila en las Repú–
blicas Bananeras sino que es la característica de la mayoría de los
regímenes del Tercer Mundo. Incluso para algunos intelectuales y
para la prensa americana, Watergate significó que Estados Unidos
comenzaba a "latinoamericanizarse". El Capitolio mostraba daros
sig~
nos de decadencia y autoritarismo que hasta hace poco era un fenóme–
no exclusivo de Iberoamérica. La militarización de la política soviética
y cubana y de sus economías, aparecen como tendencias que han bar-
barizado al comunismo.
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En Estados Unidos la creciente participación del Estado en la vida
nacional, los grandes consorcios de producción material y cultural,
así como la menor participación del pueblo en la conducción del
Estado dan la imagen de un Estado semiliberal, semicorporativo y
semicapitalista. Ante estas amenazas surge la inquietud por los dere_
chos humanos como una forma de recuperar la vocación libertaria de
Estados Unidos.
Así como Wilson quería un mundo libre para la democracia y
Kennedy estaba dispuesto a "tomar sobre sí cualquier responsabilidad
y pagar cualquier precio", Carter en su discurso inaugural dijo: "Por–
que nosotros somos libres, jamás seremos indiferentes al destino de la
libertad en cualquier lugar". El mismo Kissinger cuyo dogma fue la
política como "arte de
10
posible", mostró una buena dosis de preocu-
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Sobre este tema no puede caerse en VISIones superficiales. En
estudio interesante ver en Howard
J.
Wiarda, "The Latin Americaniza–
tion of the United States". Unpublished Papero Para el caso de la Unión
Soviética escribí un artículo "El papel político del· Ejército soviético" en
Militares
y
Sociedad Civil, CISEC, Santiago, Chile, 1978. En él planteo
la tensión entre dictadura del proletariado
y
dictadura militar en el
comunismo soviético que también se expresa en el caso cubano.
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