había que insistir mucho más en soluciones de fondo para curar el
alma nacional. Con esto no quiero decir que los Derechos Humanos
son una táctica electoral sino que también sirvieron como plataforma
política. Desde su ingreso
13.
la Casa Blanca en enero de 1977 hasta nues–
tros días, el debate sobre los Derechos Humanos se convierte en el punto
de discusión obligado de los "lobbies" más influyentes en Washington;
c(lsi todos se unen en una mezcla de idealismo y rejuvenecimiento del
carácf:>er nacional Americano.
5) ¿Cómo se da ese debate en 1978? ¿Qué grupos participan?
¿Cuál es el contenido? ¿Es idealista o imperial?
Veamos algunas corrientes de opinión y grupos de presión, sobre el
problema de los Derechos Humanos. Para esta tarea hemos usado un
trabajo del profesor Richard Falk presentado en la reunión de APSA
(1978) y otras fuentes y entrevistas recolectadas en Estados Unidos
en los últimos meses.
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La primera, es la corriente bajo el liderazgo de Zbigniew Brze–
zinski y quizás ha sido la más adoptada por el Presidente Cartero No
es necesario insistir que al respecto Carter se ha preocupado personal.
mente por
el
liderazgo de estas políticas. Cyrus Vance en la Univer–
sidad de Georgia en 1977 distinguió 3 categorías de Derechos Hu.
manos, brevemente:
PRIMERO, el derecho a la libertad e integridad física del indi–
viduo en relación al Gobierno.
SEGUNDO, el derecho a la satisfacción d·e necesidades básicas
como alimento, salud, techo y educación.
TERCERO, el derecho a las libertades civiles y políticas. Según
esta visión todos los países que violen drásticamente· estos derechos
deben ser sancionados. En los hechos, en 1977, de 57 países que fueron
definidos en esta categoría sólo se redujo la ayuda a 3 (Argentina,
Urpguay y Etiopía). En cambio Carter este año aconsejó votar contra
los· créditos destinados, entre otros, a Cuba, Angola, Cambodia, Laos,
Vietnam, Mozambique
y
Uganda.
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73
Gracias a una invitación de la American Political Science Associa–
tion para participar como relator en su Congreso en el "panel" sobre no
participación política en paises subdesarrollados y la Organización de
Estados Americanos, he podido verüicar en diversos medios estas afir–
maciones. Mi estadía en Notre Dame de varios meses también sirvió a
este propósito. Ver: Falk Richard, "Comparative Protection of Human
Rights in Capitalist and Socialist third world countries", A.P.S.A., New
York, August, 1978.
.
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Vance Cyrus, "Derechos Humanos y Política Exterior", Texto
Ofi~
cial Emb. de EE. UU., Stg-o., Chile, mayo 8, 1977. Dato en N. Y. T., july
30, 1978, p. 4. Ver el interesante trabajo de Lars Séhoultz, "United States
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