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¿Por qué “vale” la vida?
Gonzalo Figueroa Yáñez
T
oda norma de conducta –la norma jurídica incluida– encuentra su
fundamento en hondas motivaciones del quehacer individual y co-
lectivo. En la búsqueda de los fundamentos del derecho que todos cree-
mos tener para conservar nuestra existencia biológica –esto es, a que no
se nos mate arbitrariamente– no queremos preguntarnos por razones de
texto en alguna Constitución Política o en alguna ley. Damos estas razo-
nes jurídicas por conocidas y por insuficientes. No creemos interesante
fundamentar el derecho a la vida en algún artículo de la Declaración Uni-
versal sobre los Derechos Humanos. Nos preguntamos, en cambio, por
qué razón esa Declaración incluyó el derecho a la vida en la nómina de los
derechos protegidos.
Buscamos las razones dominantes en el inconsciente colectivo, en la natu-
raleza humana general, en las leyendas populares, en los mitos y creencias,
en las costumbres que fundamentan las disposiciones jurídicas que casti-
gan el homicidio. ¿Por qué nos parece a todos repudiable el homicidio?
¿Por qué valoramos la vida sobre la muerte? ¿Por qué no podemos aceptar
que un humano mate a otro? Como se dijo en el título de esta ponencia,
¿por qué “vale” la vida? Queremos tratar las respuestas siguientes, que a
veces se han formulado a esta pregunta.
La autoprotección
Esta respuesta, obvia y extremadamente liviana en nuestra opinión, sos-
tiene que el individuo valora la vida ajena para proteger la vida propia. Yo
cuido que nadie mate a un tercero para precaver que alguien me mate a
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