Página 470 - Obras completas de don Andrés Bello: Volumen X : Derecho internacional

MEDIACIN DE CHILE ENTRE LA FRANCIA I LA REP. ARJENTINA 449
Las naciones extranjeras reconocieron la Confederacin Pe
r-Boliviana, dice El Mercurio, i no pior eso dej Chile de
mirarla como ilejtima i de hacerle la guerra. Si hubiramos
dicho que no podamos declarar la guerra a Buenos Aires
piorque su gobierno era reconocido pior las naciones extranje
ras, hubiera sido a jiropsito la comparacin. Pero no hemos
dado motivo piara que se nos atribuya tan torpie dislate. Para
pioder hostilizar a un estado extranjero, no es del caso que otros
estados le reconozcan i vivan en paz con l. Para lo cpue im
porta ese reconocimiento, es para saber si podemos, sin con
travenir a los principios tutelares de la sociedad universal,
cultivar la amistad de otro estado, o si nos degradamos man
teniendo con l aquella reciprocidad de buenos oficios, que es
necesaria entre pueblos amigos, i sobre todo, entre piueblos veci
nos. Debamos ser mas escrupulosos en este punto, cjue tan
tas jiotencias respetables, entre ellas algunas de las cpue llevan
delante de nosotros el estandarte de la libertad i la antorcha
de la civilizacin i cultura?
El Mercurio no percibe los peligros dla invasin francesa,
i nos pone a la vista las declaraciones ele la Francia i ele sus
ajentes para tranquilizarnos. En ellas, quiere epue veamos tra
zada irrevocablemente la marcha de los sucesos, sean cuales
fueren los vaivenes i las variables combinaciones de los gabi
netes europeos. Dijimos ejue, empeada la guerra, no era po
sible calcular sus continjencias, modificadas por las vicisitudes
polticas; i en efecto, no podrn concurrir las unas con las otras
de manera que l Francia, obrando de buena fe, se creyese li
bre de las trabas que ella misma ha querido ponerse? Se toman
medidas de fuerza para obtener una rejiaracion; poco a poco
la cuestin se complica; se exacerban los resentimientos; la
guerra se encarniza; i de las represalias i bloqueos, se pasa
a la conquista i a la ocupiacion permanente, reclamadas al fin
como la nica reparacin posible. Quin podr sealar el l
mite de las venganzas de una potencia cjue se cree gravemen
te ofendida, que es juez en su piropia causa, como lo son todos
los estados independientes, i cpue posee vastos recursos para
hacerse justicia en el modo i forma que ella estime a propsi-
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