MEDIACIN
DE CHILE ENTRE
LA
FRANCIA
I
LA
REP.
ARJENTINA
4
i*
gobiernos interesados,
i
solo
con
su
previa
aceptacin
hubie
ra
jiochdo
llevarse
a
efecto.
Esta
es
la
regla
jeneral;
i
no
te
nemos
noticia
de
un
solo hecho que la
contrare Adivinar cjue
los
ajentes
franceses
en
Montevideo
hayan
sido
autorizados
por
una
anticipada
delegacin
piara admitir ministros media
dores,
es
adivinar
mal,
jiorcjuc
es
adivinar
contra
los
princi
pios,
contra
todas las
jirobabilidades.
La
interjrosicion
del
comodoro
Nicholson,
a
que
alude El
Mercurio,
fu la
de
un
individuo
jirivado; digno
ciertamente de todo
resjieto,
jiero
cjue
obraba
esjiontneamente
i sin
atoridad
de
su
gobierno.
Rejieti-
mos
tambin que la
Francia,
sujionindola dispuesta
a una
me
diacin,
jireferiria
la
de
la
Gran
Bretaa,
cjue,
prescindiendo
de
otras
razones,
habia sido ofrecida
jirimero.
Si
a
esta
pirimera
oferta
se
hubiese contestado
con una
negativa
absoluta,
el ad
mitir la
de
otro
estado
hubiera
sido
una
inconsecuencia
en
cierto
modo
injuriosa,
que
no
puede
presumirse
a
vista
de
las
relaciones
estrechas
ejue
ligan
a
lselos
gobiernos,
i
sobre todo
a
vista
de la buena voluntad
con
que
la
Francia
acoji
los
oficios
conciliatorios de
aquel
gabinete
en
la cuestin
mejica
na.
Si la
negativa
se
fundaba
en
alguna
consideracin
momen
tnea,
nada
era
mas
natural
que reasumir
las
negociaciones
sobre
esta
materia,
luego
cjue
variasen
las circunstancias.
I
esto
parece cjue
es
efectivamente lo
ejue
ha
sucedido. Cuando
se
interpuso
jior
la
primera
vez
la
Gran
Bretaa,
se
acababan
ele
dar
nuevas
instrucciones
a
los
ajentes
franceses sobre
bases
mas
liberales
que
las
anteriores;
i
la
Francia
crey
cjue
ellas
bastaban jiara el
jironto
i
satisfactorio
arreglo
de
las
desave
nencias
con
Buenos Aires.
Frustrada
esta
espieranza,
era
tan
natural que la
Gran
Bretaa,
aguijoneada
sin
cesar
jior
los
clamores de la clase
mercantil,
renovase
el
ofrecimiento
ele
su
mediacin,
como
ejue la
Francia,
cjue
habia
debido
a
ella
su
avenencia
con
Mjico,
se
ajiresurase
a
acojerla.
No
tenemos
tiemjio
para extendernos
mas
sobre
esta mate
ria.
Pero
no
podemos
dejar
la
jiluma
sin
rebatir
la
imjmtacion
cjue
nos
hace
El
Mercurio,
de
atribuirle
exjiresiones
de que
no
ha
hecho
uso.
Ser
necesario
advertirle ejue hai
signos
ti
pogrficos
destinados
especialmente
a
las
palabras
o
frases
1...,456,457,458,459,460,461,462,463,464,465 467,468,469,470,471,472,473,474,475,476,...637