RELACIONES
DIPLOMTICAS
DE
LOS
GOBIERNOS
DE
HECHO
420
neutral,
i
que l
es en
casos
dudosos
el
nico
juez
competente
piara
decidir
si
ha
empiezado
a
existir
una
sociedad
con
quien
pueda
entrar
en
comunicaciones
de
gobierno
a
gobierno,
o
si
habiendo existido
ha terminado
su
existencia.
No
siempre
es
fcil
trazar
el
lmite matemtico
en
cpue
nace
o
so
extingue
un
derecho.
Cul
es
el
nmero
preciso
de
aos
que
constituye
una
prescripcin
entre
naciones?
No
se
ha
determinado
jamas.
Negaremos,
por
eso,
la existencia
de
este
derecho?
Lo mismo
sucede
en
cuanto
a
la
porcin
de
territorio
cuya
posesin
cons
tituye
la
soberana.
En cuestiones
de
esta
especie,
las
naciones
no
pueden
hacer
otra
cosa
que
contempilar
las
circunstancias,
juzgar
con
imjiarcialidad,
i
en caso
de
duda,
inclinar
mas
bien
la
balanza
hacia
aquella
medida que
facilita los
oficios de bue
na
correspondencia
entre
los
pueblos
i
mitiga
las
calamidades
de
la guerra.
Pero dos
ejrcitos
que
se
hacen la
guerra,
avanzan
i
se re
pliegan,
i
por
consiguiente
no
ocupan
siempre
unas
mismas
porciones
de
territorio. Eso
sucede,
no
solo
en
la
guerra
civil,
sino
en
todas
las
guerras, i
no
ha
sido
nunca un
motivo
para
cortar
las comunicaciones
entre
los
belijerantes
i
neutra
les.
Si los neutrales
(se
nos
dice)
nada
tienen
cpue
ver
con
las
pretensiones
sino
con
la
posesin
real,
qu
importa
que la
parte
de territorio
que
se
ocupa
sea
considerable
o no
lo
sea?
Importa
mucho,
cuando
no
fuese
mas
que pior la
solidez
i
subsistencia
aparente
de la
posesin.
Nadie
dir que, para
lo
que
es
el
derecho de
comunicaciones
diplomticas,
tanto
vale
que
una
cuadrilla de
bandoleros
ocupo
una
selva
i
se
haga
te
mer
en
ella,
como
cjue
una
sociedad de hombres
mande
ejr
citos,
d
leyes,
i
se
haga
obedecer
sobre
centenares
de
leguas
de
territorio.
Acerca
de
la
conducta
de
los
Estados
Unidos
con
el
gobierno
de don
Miguel,
si
con
ella
se
pretende probar
que
esta
poten
cia
tiene
por
mxima el
no
reconocer
a
un
estado
nuevo
que
no
est
en
posesin
de
todo
el,
territorio cuya
soberana
se
atri
buye,
creemos
quo
la historia de las
repblicas
americanas
lo
contradice.
La existencia anterior
de dos
ministros
peruanos
en
Chile,
se
aleg
solamente
para
hacer
ver
que
el
caso
no
era
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