INTRODUCCIN
Tampoco
estara
de
mas
cjue
El
Valdiviano,
antes de
atacar
nuestro
artculo,
hubiera
consultado los
antece
dentes.
Chile
no
ha
pedido
nada
a
la
Espaa.
No
ha
ini
ciado,
que sepamos,
negociacin
alguna
con
esta
poten
cia.
Sus
ajentes
en
los
poases
extranjeros
ni
aun
han
recibido hasta ahora
instrucciones
para
tratar
con
los
ministros
espaoles.
La
conducta de los
primeros,
en
consonancia
sin
duda
con
el
espritn
de
su
gobierno,
ha
sido
prudente
i
circunspecta
en
el
mas
alto
grado.
En
suma,
Chile
no
ha
hecho
otra
cosa
cjue declarar
a
las
repblicas
aliadas,
i
por
medio de
la prensa
al
universo
entero,
epu
es
lo que,
llegado
el
caso
de las
negociacio
nes,
exije
de
Espaa,
i
qu
es
lo
que est
dispuesto
a
concederle.
Exije
ele ella el
reconocimiento
de
su
inde
pendencia
bajo
la forma
de
gobierno
establecida;
i
est
dispuesto
a
concederle
estipulaciones
comerciales de rec
proco
beneficio;
pero
se
niega
del modo
mas
positivo
a
concesiones
pecuniarias.
En
este
sentido,
se
han
expresa
do Chile
i otros
gobiernos
americanos,
i
esta
es
la
fran
cjueza
que hemos alabado
en
ellos. Si
el
gobierno
espa
ol hubiese hecho
otro
tanto por
su
parte,
las
negocia
ciones
cjue
entablsemos
con
l
serian
sencillsimas,
i
nada
dejaran
a
la
diplomacia,
sino
un
trabajo
de
redac
cin
i
de
pura
etiqueta.
El eminente
diplomtico
volvi
a
insistir
en
sus
ideas
sin
ambajes
de
ninguna especie
en
el
nmero
239
de
El
Araucano
correspondiente
al
3
de abril de
1835:
Ponemos
a
la
vista
de nuestros
lectores
el
debate
ocurrido
en
la
sesin
de
9
de
diciembre
de
1834
en
la
1...,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27 29,30,31,32,33,34,35,36,37,38,...637