cido un fuerte aumento de la matrícula de la educa-
ción terciaria en general y universitaria en particular
en todos los países de América Latina, lo cual im-
pacta grandemente en las posibilidades de desarrollo
de los sistemas universitarios y que han sido asumi-
dos con distintas estrategias por los diversos países.
Sin temor al ridículo, algunos han sostenido que en
Chile ha sido el desarrollo de las universidades pri-
vadas lo que ha permitido el fuerte aumento de las
matrículas en el sector terciario, sin considerar que
en todas partes y con distintos modelos, más públi-
cos o más privados, se produjo ese mismo aumento.
Pero la lógica hace tiempo que está en retirada y el
principio de causalidad da para todo.
Lo que sí se puede constatar es que hay un impulso
privatizador. Con exageraciones, como en el caso de
Chile, o con reticencias, como en el caso de Uru-
guay, se implanta con fuerza la idea de que priva-
tizar es bueno y conveniente, lo que naturalmente
justifica las acciones tendientes a traspasar a la esfera
privada lo que anteriormente se consideraba propio
de la esfera pública. Para evitar problemas con la
aureola de la palabra público (aureola que todavía
permanece como residuo de la Res-pública), se co-
rona con dicha aureola a lo privado, de manera que
hablar de universidades privadas públicas ya no es
una contradicción en los términos, sino una expre-
sión elegante que se puede sostener sin temor a la
carcajada. El Estado, que se las aguanta todas, es re-
ducido a la burocracia y los edificios grises. Y toda la
razón le encuentra la razón a la razón privatizadora.
La educación universitaria privada en la región es
bastante antigua y su inicio, como hemos visto,
está muy ligado a la pretensión de la iglesia Cató-
lica de sostener el predominio de la única religión
verdadera. Pero en el último tiempo las universi-
dades privadas asumen también la importancia
de otras orientaciones ideológicas o directamente
el negocio. Esto ha llevado a que en la actualidad
países como Chile, Brasil, Colombia, Costa Rica
y Perú tengan una matrícula universitaria mayori-
tariamente privada, siendo el caso extremo Chile,
que alcanza al 70 por ciento. Otros, como Uru-
guay, Argentina, Bolivia, Venezuela y obviamente
Cuba, mantienen una matrícula universitaria pri-
vada que no supera el 20 por ciento.
Como suele ocurrir en los procesos sociales, en Amé-
rica Latina y en todas partes, las tendencias no se
desarrollan en el vacío apropiado a los experimentos
científicos, sino que son alteradas continuamente
por otros procesos y acontecimientos que están ocu-
rriendo en la economía, la sociedad y la política, de
manera que avances y retrocesos se van produciendo
respecto de esta tendencia. Argentina se mantiene
porfiadamente defendiendo la educación pública y
lo mismo ocurre con sus primos uruguayos. Brasil
inicia un fuerte proceso privatizador, pero luego los
gobiernos del PT se lanzan a crear universidades pú-
blicas. Paraguay se mantiene estable. Perú se priva-
tiza. Colombia y Venezuela empiezan a privatizarse,
pero luego vuelven al estatismo. Chile se privatiza y
se sigue privatizando. En general, los vaivenes de la
política, donde hay vaivenes, se notan.
Por cierto que los avatares de la privatización no
son los únicos presentes en la actualidad universita-
ria latinoamericana. También incide fuertemente el
atractivo de los acuerdos de Bolonia sobre reforma
universitaria, que van desde los cambios en las mallas
curriculares al acortamiento de carreras y énfasis pro-
fesional en consideración al mercado laboral, pasando
por la adopción de nuevas metodologías de enseñan-
za hasta llegar al autofinanciamiento universitario y
cuestionamiento a la gratuidad. Aunque, o porque,
se trata de un acuerdo de los países europeos, muchos
por estos lados lo acogen con deportivo entusiasmo.
Entonces volvamos al principio, eso de la voluntad y
de decidir por sí mismo o ser decidido por otro. En
las actuales discusiones sobre el porvenir de nuestras
universidades suele tener un lugar muy destacado
la comparación internacional, lo que siempre puede
ser una información interesante. Pero detrás de la
comparación internacional suele estar la admiración
por lo otro y la adopción acrítica de los postulados
planteados en otros contextos. Pareciera que lo úni-
co digno de discusión es tratar de establecer los me-
canismos más adecuados para llegar a ser una uni-
versidad de las buenas, entendiéndose por buenas lo
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Dossier / Nº1 2016 / P.P.