Table of Contents Table of Contents
Previous Page  54 / 68 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 54 / 68 Next Page
Page Background

Educación Superior

y desarrollo humano

Las preguntas sobre el futuro de la Educación

Superior y sobre el futuro del desarrollo chileno

están relacionadas.

La crítica al modelo neoliberal de educación pública

se basa en esta idea de que las universidades están

muy giradas hacia lo externo y lo externo significa el

mercado. No sé si esa crítica es justa, pero sí creo que

estamos dando por superada la noción de desarrollo

desde la perspectiva neoliberal y que el sistema de

Educación Superior tiene que orientarse hacia una

noción mucho más compleja de desarrollo. Un de-

sarrollo humano integral, no solamente económico,

sino uno que contiene un componente social, polí-

tico, afín a nociones de bienestar multidimensional

que involucran desde el bienestar material hasta la

participación de la ciudadanía, pasando por la sus-

tentabilidad ambiental.

Si creemos que el sistema de Educación Superior

debe estar orientado a este desarrollo integral, en-

tonces naturalmente estamos convocados a pensar

una universidad distinta, no solamente orientada a

las necesidades del mercado, a las productivas o a la

competencia con otras universidades, sino también

hacia proyectos nacionales, y que promueva la cola-

boración entre universidades como aproximación a

estos problemas.

Universidades estatales y

la construcción del Estado

Una dimensión central del desarrollo tiene que ver

con el rol del Estado y, en el contexto específico de

la Educación Superior, con el papel de las institu-

ciones estatales.

Aquí hay visiones distintas, pero si hay algo que ca-

racteriza la esencia del momento neoliberal es la idea

de un Estado mínimo que, en mi opinión, llega al

punto de la negligencia. Esto se refleja muy clara-

mente en el abandono del Estado chileno de la edu-

cación pública. Pero en el mundo que enfrentamos,

tras décadas de hegemonía neoliberal y desregula-

ción -y donde habrá distintas valoraciones sobre el

progreso alcanzado-, la pregunta es si tiene sentido

promover un paradigma distinto para enfrentar los

grandes desafìos de la sociedad.

Sabemos que el mercado no va a resolver los prin-

cipales problemas que tiene la humanidad: no va

a resolver el calentamiento global, ni la paz social,

ni la estabilidad, ni la democracia; no va a resolver

el problema de la desigualdad, ni la cura contra el

cáncer, ni el problema de la innovación, ni la di-

versificación productiva. Entonces, el Estado tiene

que jugar un papel distinto, no necesariamente un

rol que ahogue al sector privado, pero un rol dife-

rente, más dinámico. Lo que Mariana Mazzucato

llama el Estado emprendedor, que puede planificar

estratégicamente, que articula, coordina, coopera

con la sociedad civil y con el sector privado, y for-

talece la democracia.

La pregunta, entonces, es qué rol juega la red de

universidades públicas, en generar o dinamizar ese

cambio en el rol del Estado. Cuando uno piensa en

la reestructuración de la Educación Superior y, en

particular, el sistema estatal de instituciones de Edu-

cación Superior, resulta natural que la orientación

del sistema estatal esté vinculado a las necesidades y

al desarrollo del país y a colaborar con la construc-

ción del Estado que requiere el desarrollo chileno.

El nuevo sistema de universidades estatales debe

contribuir al fortalecimiento y modernización de un

Estado. El sistema público está llamado a jugar un

rol protagónico en fortalecer las capacidades y recur-

sos humanos en todo el territorio, un aspecto crítico

para mejorar los servicios esenciales que provee el

Estado (por ejemplo, salud pública), procesar las

nuevas demandas asociadas

a reformas como la educacio-

nal, facilitar una articulación

virtuosa con el sector priva-

do, potenciar comunidades

cívicas y productivas.

“Si creemos que el sistema de Educación Superior

debe estar orientado a este desarrollo integral, entonces

naturalmente estamos convocados a pensar una universidad

distinta, no solamente orientada a las necesidades del mercado, a

las productivas o a la competencia con otras universidades, sino

también hacia proyectos nacionales, y que promueva la colaboración

entre universidades como aproximación a estos problemas”.

P.52

P.P. / Nº1 2016 / Dossier